¿Te has preguntado qué hace que los ciervos a veces corran hacia los autos en la carretera? Es simplemente su primera reacción: ven una situación inesperada, se asustan, tratan de salir corriendo sin saber hacia dónde y terminan atropellados. Lo peor de todo es que si se quedaran quietos, al lado del camino, no les pasaría nada.
El mundo financiero también esta lleno de situaciones inesperadas: Trump ganó las elecciones, el Reino Unido eligió separarse de la Unión Europea, cayó el precio del cobre, subió el precio del petróleo, etc. Estos eventos ocurren con tanta frecuencia que es normal que nos preguntemos si deberíamos alarmarnos frente a ellos.
Y la respuesta simple es: NO.
¿Por qué? Porque muchas veces reaccionar rápido termina teniendo consecuencias fatales. Actúas en forma impulsiva, sin pensarlo mucho, y al final haces algo que no te conviene, cuando en realidad casi siempre lo que más conviene es precisamente no hacer nada (igual que el ciervo).
Por mucho que el mercado reaccione a un evento en forma violenta, es muy probable que la estrategia de inversión que habías elegido inicialmente no haya cambiado. Sobre todo si se trata de una estrategia de largo plazo. Y si es así, entonces no deberías hacer nada.
Es por eso que sigo en el fondo A de mi AFP a pesar de todo lo que pasó el 2016. Tengo pensado usar la plata invertida en mi AFP en 30 años más, y en 30 años más a nadie le va a importar que Trump haya ganado. Y eso se verá reflejado en el precio de los activos que bajaron el años pasado: en 30 años más probablemente habrán recuperado (con creces) las pérdidas por el efecto Trump (de hecho ahora, a comienzos del 2017, ya han recuperado casi todo).
Por qué entramos en pánico
Yo sé, la imagen del inversionista calmado que espera y no hace nada no es la que venden los medios. Todos crecimos con historias como las del Lobo de Wall Street, personajes que están día y noche vendiendo y comprando en forma frenética, buscando minuto a minuto oportunidades para hacerse más ricos. Pensamos que ésa es la única forma de ganar plata en el mundo de las inversiones.
La realidad es un poco distinta y está basada en algo bastante obvio que sin embargo olvidamos frecuentemente: nadie sabe cómo se va a comportar el mercado. Nadie. Absolutamente nadie. ¿Por qué? Porque el mercado depende de infinitos factores, y como nadie puede predecir el futuro, nadie sabe qué va a pasar con esos factores. Y cualquiera de ellos puede tener una repercusión enorme en el precio los activos.
Es por eso que los inversionistas serios no intentan predecir ni lucrar de los vaivenes del mercado. Lo que hacen es establecer muy precisamente una estrategia diversificada, con un riesgo y un plazo de inversión bien definidos, y luego compran y venden activos para mantenerse dentro de dicha estrategia.
Eso es todo. Así es como se manejan los grandes fondos en Chile (como los fondos de las AFP o los fondos mutuos). Es menos glamuroso de lo que uno se imagina, es cierto, pero es la realidad.
Y entonces, ¿por qué tenemos una visión tan errada del mercado financiero? Bueno, en gran parte se debe a la imagen que los medios crean, pero la verdadera fuente del problema es nuestra naturaleza humana.
Somos seres de acción y queremos tener el control de todo, por eso pensamos que no hacer nada es de flojos. Es algo propio al ser humano: nos gusta ganarle al resto, pensar que hay algo que nosotros vemos y que nadie más ha visto.
Es por eso que hay gente que se hace adicta a los casinos, siendo que es obvio que los casinos tienen una probabilidad mayor de ganar que los jugadores (si no quebrarían rápidamente y no existirían los casinos). Pero aún así hay gente que cree que tiene una estrategia para ganar que nadie más tiene.
Y lo mismo pasa con el mundo financiero. Y lo peor de todo, es que ese mundo está diseñado para lucrar de la ludopatía inherentemente humana. Un ecosistema enorme vive de ella.
Los diarios venden más cuando hay una crisis.
Las corredoras de bolsa ganan una comisión cada vez que vendes y compras, por lo que se esmeran en mostrarte nuevas “oportunidades que no puedes dejar pasar”.
Y es por ella que los servicios que te recomiendan cambiarte de fondo de la AFP generan un clima de incertidumbre: necesitan que estés atento a su próxima recomendación para justificar su existencia (siendo que en realidad no aportan ningún valor a sus usuarios).
Actúa con racionalidad
Todo esto no significa que deberíamos invertir en algo y después no mirar esa inversión nunca más. Eso sería irresponsable. Es solo que en la mayoría de los casos la mejor decisión es no hacer nada. A veces sí hay que cambiarse, pero no siempre, no a cada rato.
No hay que olvidar que toda decisión seria de inversión ya considera el riesgo de pérdidas; estos eventos están dentro de lo esperado, y es muy probable que se reviertan.
Por otro lado, si te cambias a cada rato en la mayoría de los casos solo conseguirás aumentar tu volatilidad y disminuir tu rentabilidad. Esto es porque, en general, tratar de comprar justo cuando haya bajado un activo para luego venderlo justo cuando haya subido en la práctica es casi imposible de hacer en forma consistente (a menos que tengas información privilegiada).
Sólo cuando cambien las condiciones que existían al momento de hacer la inversión es recomendable que cambies dicha inversión.
Para el caso de la jubilación, por ejemplo, a medida que pase el tiempo deberías ir cambiándote a un fondo menos riesgoso, pues al acercarse la fecha de tu jubilación el plazo de la inversión lógicamente se va acortando. Pero aún en ese caso, cambiarte o no es una pregunta que deberías hacerte un par de veces al año, no más (y la mayoría de las veces la respuesta será que no hay que cambiarse).
Mi recomendación es que evalúes tu inversión en términos del plazo y del riesgo que quieres (mientras más riesgo, mayor es lo que podrías potencialmente ganar), y que no te dejes llevar por fluctuaciones de corto plazo.
En Fintual queremos hacer un servicio donde no tengas que preocuparte de la decisión de inversión, sino que nosotros tomemos la decisión que más te acomode en función de cuándo quieres la plata y cuánto estás dispuesto a arriesgar.
Queremos que inviertas con nosotros y no te preocupes hasta que se acabe el plazo y necesites la plata. Nosotros tomaremos las decisiones complicadas entre medio, identificando por ti esos pocos momentos donde sí te conviene cambiarte, para que tú te relajes y te puedas dedicar a lo que más te gusta.