Según un chiste, la única diferencia entre un niño y un hombre es el precio de los juguetes que tiene. Esto no tiene nada de malo si lo que quieres es jugar y no competir por quien compra el juguete más caro.
Esa competencia no tiene ganadores.
Cuando compras algo, un auto, un celular o un reloj, lo que estás queriendo comprar es una mejor versión de ti mismo. Por eso te sientes bien cuando compras cosas.
Y lo único que logras es gastar el dinero que conseguiste vendiendo tu tiempo en el trabajo, cuando lo que debieras estar haciendo es comprar tiempo, no gastarlo.
¿Comprar tiempo?
Sí, ésa es la buena noticia: puedes comprar tiempo.
Tiempo para un año sabático, tiempo para preocuparte de ti o tiempo para ir al Mundial (probablemente el 2026 porque al de Qatar no sé si clasifiquemos).
¿Cómo se compra tiempo?
Ahorrando algo de tu sueldo mes a mes e invirtiéndolo a largo plazo para aprovechar el efecto del interés compuesto de la rentabilidad. Mira esta simulación:
Y cuando necesites ese tiempo para ti, vas y usas todo el tiempo que te compraste.
No se trata de no comprar cosas, sino de que consideres que el tiempo también es algo que puedes comprar.
Piensa en esto la próxima vez que estés en una tienda: Quizá no sea malo comprar algo más barato y con la diferencia comprar un poco de tiempo.
Y tú, ¿quieres animarte a ahorrar?