Se ha hablado harto de golf estos últimos dos años en Chile. Y no es porque todos estén jugando. Si bien existen algunas canchas públicas para poder practicarlo, sigue siendo un deporte de élite. Lo que tiene al golf en boca de todos es la destacada participación de dos chilenos en el PGA Tour: Joaquín Niemann y Mito Pereira (Se llama Mito oficialmente en el circuito y el apodo nace de Guiller-Mito, como le decían cuando chico cariñosamente).
Tener a Niemann y a Pereira en el circuito top de golf del mundo es algo inédito para nuestro país. Es como los tiempos en que Massu y González la rompían en el ATP. Joaquín, por ejemplo, ya cuenta con 2 títulos en su palmarés y Mito peleó hasta el último día el PGA Championship hace un par de semanas, con todas las cámaras de ESPN y NBC encima.
Ahora bien, este post no tendrá mucho que ver con nuestros deportistas, si no con el enorme conflicto que se armó entre el PGA y el LIV hace 15 días. Vamos a explicarlo de a poco.
El PGA o Professional Golfers' Association, es la agrupación de golfistas más importante del mundo. No hay golfista que no quiera pertenecer al PGA Tour. Allí juegan durante el año los mejores del mundo. Ganar el derecho a participar no es fácil. Si estás al nivel, te quedas. Si te va mal por mucho rato, pierdes el lugar.
Es la élite total. Es donde jugaron toda su vida Tiger Woods, Phil Mickelson, Jordan Spieth, Ernie Els, Nick Price, Rory Mcilroy, Jack Nicklaus y cientos más. Son 48 campeonatos durante todo el año, incluyendo los 4 Majors (algo así como un Grand Slam de tenis, organizados por organizaciones diferentes al PGA), donde se reparten botines millonarios en premios gracias al auspicio de marcas como Sony, Honda, American Express, AT&T y muchas otras.
Para tener una idea aproximada de la plata que mueve el PGA Tour, el ganador de un torneo promedio recibe entre 1.5 y 2.0 millones de dólares en premios y el botín va disminuyendo a medida que estás más abajo en el score final. Se premia hasta el último lugar de quienes pasan el corte del día viernes, que es el lugar 60-70 por lo general, y que reciben aproximadamente unos 15 millones de pesos o 20 mil dólares. Todos ganan algo.
Ahora, ¿qué importa toda esta plata, además de que ojalá que a Niemann y a Pereira les siga yendo bien? (Spoiler: Joaquín suma 13.7 millones de dólares en premios y Mito 2.7, nada mal)
Hace algunas semanas se empezó a escuchar un rumor en los greens del PGA: se iba a inaugurar un nuevo circuito de golfistas profesionales. El LIV tour. ¿LIV? Greg Norman, ex-golfista muy famoso contó que se trata del 54 en números romanos, haciendo referencia a la cantidad de hoyos que se juegan por campeonato y al score que se logra en una cancha haciendo birdie en todos los hoyos.
¿Qué implicancias tiene que haya un tour o circuito paralelo? Para ponerlo con un ejemplo más cercano: es como si además de la FIFA existiera también una FOFO, y algunas selecciones jugaran unas eliminatorias y un mundial y un grupo diferente otras competencias. O que haya una Premier League con todos los equipos menos 5, y esos 5 jugaran la Diamond League. Algo más o menos así.
Similar a lo que intentaron con la Super Liga en Europa. Los equipos más poderosos de Europa (Arsenal, Tottenham, Chelsea, Manchester City, Manchester United, Liverpool, Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid, Inter de Milán, AC Milán y Juventus) dijeron “vamos a jugar entre nosotros no más, somos los más grandes”, y la UEFA se plantó y amenazó que si se iban, no jugaban más competiciones oficiales. La historia duró 48 horas.
Volvamos al golf. Por cierto que LIV no nace debajo de la tierra o de forma espontánea. Los petrodólares y la plata de los fondos de inversión de Arabia Saudita hicieron esto posible.
Arriba hablamos un poco de los millones que reparte el PGA, pero con LIV nos enfrentamos a una realidad que lo supera todo.
Cada evento de los 9 que se jugarán durante el 2022 tendrán una bolsa de 25 millones de dólares: 20 millones de dólares se repartirán entre los 48 golfistas que participaron en el torneo y donde el ganador se queda con 4 millones de dólares. El resto se reparte entre los equipos ganadores. El último puesto suma 120.000 dólares, casi 7 veces más que en el PGA Tour.
Obviamente, la oferta es irresistible y 17 jugadores del PGA Tour decidieron–corriendo todos los riesgos–salirse del PGA Tour y partir a jugar al LIV. Algunos conocidos y multi campeones como Phil Mickelson, Dustin Johnson, Sergio García o Charl Schwartzel, que juega (o jugaba más bien), desde el 2009 en el PGA y ganó el primero torneo LIV el fin de semana pasado, anotándose 4 milloncitos verdes a la cuenta corriente.
¿Y el PGA qué dijo? Sabemos cómo son los estadounidenses, y su producto no se toca. Jay Monahan, Comisionado del PGA Tour y vocero de la asociación explicó que los 17 que decidieron irse “ya no son elegibles para jugar en nuestros torneos”". La pelea entre el PGA Tour y LIV recién comienza, lo que queda claro es que desde hace un tiempo a esta parte los petrodólares se interesaron en el mundo de los deportes y cuando apuestan, no lo hacen a medias.