Para mí, la lectura ha sido siempre mi refugio, un escape maravilloso de la vida cotidiana. El primer libro que leí fue Caperucita Roja, lo recuerdo perfecto porque fue el primero que logré leer completo sin la ayuda de mi mamá. Debía tener unos 7 años. A los 9, llegó mi primer cambio de país. Por el trabajo de mi papá, nos fuimos a vivir a El Salvador. Colegio nuevo, en inglés. Y un uniforme que parecía sacado de Sailor Moon, lo cual me entusiasmaba.. Vivimos en un hotel mientras mi mamá buscaba casa. Mi papá se iba todos los días al trabajo, y mis hermanos y yo jugábamos empujándonos en los carros porta-maletas del hotel. También jugábamos a hablar en inglés, aunque ninguno de nosotros sabía una sola palabra: balbuceábamos algunas inventadas, ya que nuestro nuevo colegio era en ese idioma. Otra dificultad más era que no íbamos a clases con nuestros compañeros de nivel; en vez de eso, pasábamos todo el día en la sección de #aprender-inglés-rápido-sin-quejas. Así, aprendimos inglés en seis meses.
Todo ese torbellino de estímulos, cambios y emociones en mi cuerpito de 9 años me llevó a buscar desesperadamente la manera de poner mi mente en blanco. No quería sentir demasiado, ni pensar demasiado, ni esforzarme demasiado. En ese camino, me enganché por primera vez con una saga llamada El Club de las Niñeras y no paré nunca más. Me sentaba en una esquina en el recreo y me olvidaba de que no entendía inglés, de que no tenía amigas y de que estaba muy, muy lejos de lo que hasta ese momento había sido mi hogar. Leía rápido e intensamente. Terminaba un libro y corría a la biblioteca por otro. Al final de ese año, además de aprender inglés, incorporarme por completo a las clases con el resto de mis compañeros y tomarle gusto a las pupusas, la bibliotecaria me regaló un libro el último día de clases para premiar haber sido la alumna que más libros leyó en todo el colegio en 1998.
En mi trabajo como historiadora e investigadora, paso incontables horas leyendo textos densos, complicados y, admitámoslo, a veces aburridos. Sí, extraigo conocimiento muy valioso de esos textos, y de vez en cuando descubro cosas que me emocionan, que me nutren y que reavivan mi pasión por la historia. Pero nada de eso me transporta a ese lugar mágico donde dejo de ser yo y puedo convertirme en una viajera, un hada o una niñera en mundos lejanos al mío. A pesar de que hoy la mayoría de mi trabajo consiste en leer y escribir, siempre me reservo un espacio para seguir experimentando esa emoción que me dan las novelas, la ficción y el romance escrito. Y ahí es donde aparece Sarah J. Maas.
Maas, con sus hadas y su pluma mágica, a mis 35 años se ha convertido en mi boleto de entrada a otros mundos, tal como lo hicieron El Club de las Niñeras, Enid Blyton y J.K. Rowling cuando era más chica. La descubrí a través de TikTok, en medio de un día cargado de ensayos tediosos y estudios académicos, me puse a ver videos y recetas para despejarme, y, de repente, me salió una niña contando que no podía parar de leer a esta autora, que el romance la tenía atrapada. Me sumergí en un rabbit hole de videos sobre Maas y sus sagas. Por fin, algo que podía leer por puro placer, sin la obligación de analizar cada palabra o criticar teorías. Solo yo y las páginas de un libro que me hacían suspirar e imaginar un mundo alternativo.
La primera que leí fue “La Corte de Espinas y Rosas”, una saga de fantasía romántica que sigue la historia de Feyre Archeron, una joven cazadora que, tras matar a una criatura mágica, es llevada al reino de los fae (seres inmortales o, como yo los imagino, "hadas") como castigo. Feyre descubre que su captor, Tamlin, es de la nobleza y que su corte está bajo una maldición. Mientras se adapta a este nuevo y peligroso mundo, se ve envuelta en intrigas políticas y romances, enfrentándose a fuerzas oscuras que amenazan con destruir todo lo que ama. La saga mezcla aventura, romance y magia en un mundo donde los humanos y los fae viven en conflicto. A medida que la historia avanza, Feyre se convierte en una figura clave para salvar este mundo y proteger a sus seres queridos, mientras descubre su propio poder y forja alianzas y amores con personajes inesperados. Una especie de Harry Potter se encuentra con Cincuenta Sombras de Grey, con la textura romántica de Danielle Steele, que te deja pegada a la página para siempre.
Sarah J. Maas: La reina de Booktok
Sarah J. Maas se ha convertido en un fenómeno gracias a su presencia en Booktok, ese rincón de TikTok dedicado exclusivamente a los amantes de los libros. Antes de explotar en esta plataforma, ya había ganado popularidad con su serie Trono de Cristal y, más tarde, con Una corte de rosas y espinas (ACOTAR para los fans por el acrónimo en inglés, y mi favorita). Pero fue gracias a TikTok que sus libros volaron por todo el mundo.
En un contexto donde siempre se ha acusado a las redes sociales de estar matando la lectura, resulta curioso, ¿verdad? Siempre nos han dicho que la “pantalla” iba a destruirlo todo, que las redes sociales consumirían nuestra capacidad de leer, de imaginar, de vivir en mundos fantásticos. Y, en parte, esas afirmaciones no están del todo equivocadas. Las redes sociales han cambiado nuestra forma de consumir contenido, y muchas veces, leer se siente como una tarea de otro siglo. Pero Booktok, y Sarah J. Maas en particular, han desafiado esa idea. Gracias a este espacio virtual, yo y cientos de miles de lectores no solo hemos encontrado sus libros, sino que hemos podido compartir la emoción y el drama de cada giro de trama, de cada personaje que nos hace gritar y llorar. ¡Cuánto habría deseado yo tener TikTok para copuchar sobre Harry Potter en 2007 mientras esperaba desesperada la publicación de Harry Potter y Las Reliquias de la Muerte! Les juro que si TikTok hubiera existido en esa época, habría sido un dolor de cabeza menos para mis papás, a quienes tenía vueltos locos pidiéndoles que me encargaran el libro a Estados Unidos.
Este fenómeno no es nuevo. Hace unos años, cuando surgió el Kindle, se alzaron voces proclamando la “muerte de la página”. “Adiós a los libros físicos”, decían. “Los lectores desaparecerán”, aseguraban. Pero, en lugar de desaparecer, el Kindle hizo que la lectura estuviera más disponible que nunca, permitiendo que personas que vivían lejos de las grandes metrópolis pudieran devorar series enteras sin tener que esperar a que las publicaciones cruzaran el océano en barco. Yo misma recuerdo cuántos meses pasé anotándome en listas de espera para conseguir el próximo volumen de Harry Potter en la Librería Española de Guayaquil. Hoy, con un clic, miles de lectores descubren a Sarah J. Maas sin esperar meses ni días. Además, el Kindle solucionó un gran problema para los lectores de la tercera edad, a quienes, por artritis o debilidad en las manos, les cuesta sostener libros muy gruesos. Mi abuela, literata y ávida lectora, había dejado de leer porque le dolían muchísimo las muñecas al sostener libros pesados por muchas horas. Problema que se solucionó con la llegada del pequeño y liviano Kindle.
El mundo del fanfiction y Sailor Moon
Sarah J. Maas no solo es conocida por sus libros. Su conexión con el fan fiction es un punto crucial en la forma en que ha logrado vincularse con sus lectores. El fan fiction (o fanfic) es una forma de escritura creada por fans que toman personajes, escenarios o universos de obras ya existentes (como libros, películas, series, videojuegos, etc.) y crean nuevas historias con ellos. Los escritores de fanfic expanden el universo original, modifican tramas o exploran relaciones entre personajes que no ocurren en la obra original. Aunque no es oficial, el fan fiction permite a los fans expresar su creatividad y conectarse más profundamente con las historias y personajes que aman. Es popular en comunidades en línea como Wattpad o Archive of Our Own (AO3), donde, en el caso de Sarah J. Maas, se encuentran miles de relatos alternativos escritos por los fans de ACOTAR y otras series.
El mundo del fan fiction ha tomado una relevancia inmensa en el desarrollo de comunidades literarias. Surgieron alrededor de series como Sailor Moon, donde los fans creaban sus propias historias de amor y aventuras, expandiendo universos ya existentes. Para las lectoras de Maas, esa conexión es fuerte, con fandoms en línea que trascienden fronteras. Algo similar ocurrió con J.K. Rowling en un mundo sin redes sociales. Sin embargo, hoy en día, con TikTok y los fanfics, esas comunidades transnacionales han alcanzado un nuevo nivel de relevancia y expansión. De hecho, la misma Sarah Maas, a sus 16 años, comenzó a escribir en un foro que precede a Wattpad llamado FictionPress, donde subía capítulos de Trono de Hielo, que luego se convertirían en su primera novela. Sarah cuenta cómo el darse cuenta de que había personas que leían y disfrutaban Trono de Hielo la impulsó como joven escritora a creer que era posible escribir profesionalmente.
Las obras de Sarah J. Maas: un viaje sin final
Hablar del estilo de Maas es hablar de una escritura que te atrapa. Sus tramas te impulsan a leer sin parar. Ya sea con Trono de Cristal, donde seguimos a la asesina Celaena Sardothien en un mundo lleno de intrigas, o con ACOTAR, donde Feyre Archeron nos lleva de la mano a través de un retorcido romance con tintes de belleza y peligro, Maas sabe cómo mezclar fantasía, acción y sensualidad. La fluidez de sus libros es una de las razones por las que puedes encontrarte a las tres de la mañana diciendo: "solo un capítulo más". Esa habilidad de Maas para atraparte con sus palabras es lo que ha convertido sus libros en el sueño americano de la literatura YA (young adult).
El género YA ha conquistado las estanterías y las plataformas digitales. Hoy, si logras destacar en este género, como lo ha hecho Sarah J. Maas, te garantizas un lugar en la cima de los Best Sellers. La audiencia que consume fantasía y ciencia ficción en este formato es vasta y leal, un público que ansía historias que los hagan soñar, que los saquen de la rutina. De alguna manera, escribir para adolescentes se ha convertido en la “meta” literaria: es casi como ser Taylor Swift. O un poco menos, pero solo un poco...
Hay una razón histórica para este fenómeno. La adolescencia siempre ha estado asociada con un periodo de descubrimiento, de límites difusos entre lo real y lo imaginario. La ciencia ficción y la fantasía son los géneros perfectos para esta etapa. Nos permiten vivir aventuras que, en la vida cotidiana, serían imposibles, y eso, a esa edad, es irresistible. ¿Por qué los adultos, entonces, tienden a alejarse de estos géneros? Quizás porque, al crecer, se nos enseña que la “seriedad” está en la no ficción, en lo “real”. La ficción, especialmente la fantasía, se ve como algo infantil. Sin embargo, lo que Maas ha hecho es recapturar esa magia para los adultos. En sus libros, encontramos algo que quizá comienza a faltar en la vida adulta: la emoción, la tensión sexual, el coqueteo y esas mariposas en el estómago. Las mismas que sentíamos cuando leíamos nuestras primeras novelas románticas. Sarah J. Maas nos devuelve a esos momentos, pero esta vez desde una perspectiva más madura, con personajes complejos y relaciones llenas de intriga y pasión. Nos hace recordar lo que era sentir ese cosquilleo, esa intriga de no saber qué pasará en la siguiente cita o aventura. A la vez, es posible que esta sensación de inminente aventura despierte cierta culpa en los lectores. En medio de la rutina diaria —estudios, cuidados, trabajo, vida en pareja—, surge la posibilidad de una vida secreta entre hadas y mundos nuevos. Quizás, al leer ACOTAR, sentimos que vivimos otra vida, en otro tiempo, con otros amores, dejando a las personas de nuestro entorno en segundo plano por un momento. Y eso, ¿nos provoca culpa? ¿vergüenza? ¿pudor? Así es como la escritura de Maas se ha expandido más allá de los lectores adolescentes, ampliando su público y lanzando en 2020 una saga llamada Crescent City, con una trama sexual un poco más explícita, dedicada a un público más adulto.
Sarah J. Maas y el futuro de la lectura
Sarah J. Maas es más que una autora de fantasía. Es un fenómeno literario que ha sabido capitalizar las tendencias de nuestro tiempo para expandir su audiencia y construir una comunidad global. TikTok, fanfics, Kindle, Booktok, son las herramientas que han permitido que Maas llegue más lejos de lo que cualquier autor podría haber soñado hace solo una década. En un mundo donde las pantallas son vistas como enemigas de la lectura, Maas demuestra lo contrario: las redes sociales han revivido, no destruido, el amor por los libros.
Y mientras yo, en mi rol de historiadora, sigo leyendo textos académicos interminables, siempre sé que, al final del día, puedo abrir un libro de Sarah J. Maas y dejarme llevar por un mundo de magia, romance y aventura, donde el presente se desvanece y solo queda el placer de leer.