La discusión sobre el primer meme de la historia está abierta, y seguramente siempre lo estará. Aunque si me preguntan a mí, diría que uno de los firmes candidatos es la famosa –y muchas veces incomprendida– Esto no es una pipa, de René Magritte (que en realidad se llama La traición de las imágenes).
La idea es al mismo tiempo simple y muy compleja: lo que vemos es, evidentemente, una pipa. Pero al mismo tiempo no, es la representación de una pipa, y por lo tanto, no es el objeto en sí.
Tal vez para nuestros ojos posmodernos que ya han pasado por esto y mil vueltas mentales más, no sorprenda demasiado, pero en su momento (1929) le voló la cabeza a varios. Otros tantos se enojaron, a lo que Magritte contestó algo así como "intenta rellenarla y fumarla. No puedes. Por lo tanto no es una pipa". Se considera uno de los puntos de partida del arte conceptual. Era que no.
Magritte, además de hacer pipas infumables, fue un surrealista top, de los que creaban imágenes que quedan grabadas en la memoria.
Tan icónicas, que la cultura pop no tardó en aprovecharlas y resignificarlas.
Aunque pensándolo bien, lejos mi favorita es una que apareció hace poco: en Tumblr un artista digital hizo una serie de pastiches de las obras de Magritte en 8 bits. Un genio.
Sí, intenté que la IA me entregara cosas parecidas a las de Super Magritte, pero no lo conseguí. Me tuve que conformar con imitaciones estilo clásico.
No estaría mal ponerles debajo: "Esto no es un Magritte".