Nunca he escuchado mucho a Taylor Swift. O sea, la conozco porque soy un humano que vive en el planeta Tierra y tiene oídos, pero no he profundizado tanto en su música. Aún así, no soy inmune a su éxito y omnipresencia. Sé que está dominando el mundo, que está en la lista de millonarios de Forbes y que tiene hordas de fans. Lo que necesito entender es por qué.
La semana pasada estrenó su álbum The Tortured Poets Department y tuvo 300 millones de reproducciones en Spotify en su primer día. Esa fue una buena excusa para adentrarme, escuchar sus canciones, contactar swifties y descifrar cómo se explica el fenómeno de la artista musical más grande de la actualidad.
Lo que representa Taylor Swift
Ser famosa no es solo talento, hay que tener algo extra y ahí no entendía lo que ella aportaba. Tomando ejemplos de estrellas pop gringas que también inundan los medios y lideran en seguidores en redes sociales, podía entender el culto a algunas: la veneración a Beyoncé, la importancia social de Lady Gaga, lo cool de Rihanna, lo especial de Billie Eilish o lo icónica de Madonna. ¿Pero qué hace Taylor para seguir triunfando en una industria donde tantas fracasan? Ni su estética, su personalidad o su mensaje me parecían particulares. ¿Cómo una persona tan insípida genera pasiones tan fuertes?
Margarita, swiftie entrevistada, me dijo que experimentó algo parecido al principio:
No entiendo por qué me gusta, porque representa todo lo que quiero destruir: es una gringa hegemónica, blanca, millonaria y de familia conservadora que defiende la pareja tradicional. Pero la amo.
Tampoco es la primera artista femenina en hablar de desamor. Desde el lamento de Sinead O’Connor en Nothing compares 2 u, pasando por el desgarro de Alanis Morissette en You Oughta Know para llegar a las reflexiones sad de Shakira en Antología, las mujeres han podido triunfar en la música exponiendo su despecho. La lógica indicaría que eso sería menos efectivo hoy en día. En una época en la que el empoderamiento femenino se ha hecho rentable, las Flowers de Miley Cyrus son aplaudidas, mientras que Taylor parece tan cómoda celebrando la independencia femenina como reconociendo que está triste y quiere matar a la esposa del hombre que la traicionó.
Pero en esa transparencia parece haber una primera clave.
Una chica que siente como tú
¿Por qué es importante el pop? Pregunta ambiciosa, pero entender la permanencia de ese género podría darnos pistas. Porque genera un gusto global que nos representa culturalmente, porque trasciende barreras idiomáticas para generar un sentimiento de unidad, o simplemente porque nos acompaña en el día a día.
A sus 34 años, Swift ya ha lanzado once discos, empezando cuando solo tenía 16. Esto no solo ha expuesto al mundo su crecimiento y maduración, sino que ha acompañado a la gente en sus propios procesos.
Y como Taylor siempre ha escrito sus letras, este acompañamiento ha sido muy personal, contándonos todo sobre ella. No por nada las críticas que suele recibir tienen que ver con la forma en que documenta sus relaciones pasadas, cómo expone a sus exes y su compulsión por sobrecompartir.
Es compañía pero también una cosa de identificación.
Ahí donde las Kardashian reinan desde la opulencia creando un modelo aspiracional, Taylor domina siendo la vecina de al lado, la chica buena onda y poco conflictiva que te saluda al pasar y que te cuenta un rollo que está teniendo con su pololo. Como una persona normal.
En sus primeros vídeos, ella se lamentaba de que la chica popular de la prepa se quedase con el chico que le gusta. Taylor se mostraba a sí misma como desvalida, y es que es más fácil empatizar con la perdedora, la adolescente que se queda en casa escribiendo de sus sentimientos.
Pero —breaking news— Taylor Swift no es como tú. Reciente billonaria, entre tantos récords que ha roto mencionaremos sólo el último: Fortnight se convirtió en la canción con más reproducciones en un solo día en la historia de Spotify. Hasta Patti Smith, incluida en la letra, le agradeció a Taylor la mención. Eso no le pasa a la gente común.
Recordemos que esta es la persona que tiene una canción que se llama Mastermind donde explícita: nadie quería jugar conmigo cuando chica, así que he estado haciendo planes como una criminal desde entonces. Como dice Gabi, otra de nuestras fuentes swiftie, “no hay que subestimarla”.
Todo lo que se conoce de ella es porque ella lo permite, no hay muchas cosas que salgan sin su consentimiento, entonces mantiene un límite con sus fans dentro de un contexto muy marcado por las relaciones parasociales que las personas tienden a tener con famosos: se les exige que muestren todo porque es la gente la que los endiosa.
La misma Taylor ha dicho que si fuera un hombre que hace planes, la gente diría que es estratégico. Pero si hace planes siendo mujer, es que es calculadora.
No digo que Taylor sea una farsa ni que sus fans sean ingenuos, solo que la cantante se ha beneficiado de mostrarse cercana y vulnerable y creo que ahí, finalmente, está la clave de todo.
Un diario de vida abierto
En sus inicios country, Taylor cantaba sobre el chico que era la razón de las lágrimas que caen sobre su guitarra. Es cringe, sí, pero también parecía ser verdad.
TayTay siempre escribió sus letras y aunque al principio eran más que nada las confesiones íntimas de una adolescente, con el tiempo fue sofisticándolas para convertirlas en las confesiones íntimas de una mujer joven. Algunos dirán que es poesía, otros que es basura y finalmente eso es subjetivo. Pero es personal.
Consuelo, una swiftie reciente, explica:
Ella se desconvenció de los mandatos patriarcales. “Esto que yo viví y que la sociedad me dijo que no era válido, yo sé que es válido”. Que nadie te diga que tu problema no es lo suficientemente digno como para que llores por él. Ella tenía esa intuición desde el principio, que ya teorizó y usa conscientemente. Y eso incluso ha servido como plantilla para artistas nuevas (como Olivia Rodrigo).
Desde los inicios, la crítica elogió la sensibilidad de la composición de Swift por representar con seriedad los sentimientos adolescentes. Se tomaba tan en serio que terminaba por darle valor a emociones que generalmente desestimamos por parecernos infantiles o superfluas. Y al hacerlo, conectaba con la gente que sentía lo mismo.
Meri, otra swiftie consultada que también era escéptica en un principio, cuenta que eso fue lo que la convenció:
Ella es una mujer sensible que habla de cosas que muchas personas sentimos. Es transparente. Transparenta su vulnerabilidad –no sé si de la manera más creativa– y eso me parece hermoso. Aunque sea falso. Porque sus letras tienen sentido, a diferencia de otras artistas pop. “Estas son mis emociones y voy a contarlas”. Rescato que la persona más famosa del momento sea alguien que haga esto, que abra el tema tabú de la vulnerabilidad.
Para Francisco, fue lo mismo: sus letras se relacionan con nuestros momentos más dolorosos, con honestidad y desde su propia experiencia. Ver su show de tres horas y media lo hizo identificarse y verse en cada una de sus eras: fue lo mejor que he visto en la vida.
Los swifties, más que una pasión, un movimiento
Las swifties son un ejército de weonas insoportables, del que soy parte.
La relación cercana de Taylor con sus fans empezó desde sus inicios. Fran cuenta que la escuchaba por Tumblr en el 2012: hacía secret sessions invitando fans a su casa para mostrar su música y creo que desde ahí estableció una fanbase. Era muy activa en redes sociales y compartía su vida.
Los swifties también son creativos y rápidos, buscan teorías en rincones insospechados del producto y las comparten en redes sociales, generando comunidad y defendiendo a su ídola. Y Taylor Swift está más que dispuesta a interactuar con ellos, dejando easter eggs en sus canciones y diseños, pistas que pueden otorgar nuevas capas de significado a aquellos dispuestos a encontrarlas. Gabi explica:
El que escriba canciones sobre personajes conocidos (Joe Jonas, Jake Gyllenhaal, John Mayer y ahora último Joe Alwyn y Matt Healy) alimenta todo esto, como que hace parte a sus fans de su vida. En eso encuentro que es una genia, no sé si lo planeó desde que era una pequeña rulienta en Taylor Swift o si empezó a darse cuenta que podía jugar con eso cuando ya tenía una buena base de seguidores.
Taylor los considera, los mantiene entretenidos, les habla en código y sabe que les debe su éxito. Genera comunidad. La gente es más feliz amando a Taylor Swift que odiándola.
Y ahora, estando en lo alto, sus fans se ven a ellos mismos triunfar. Porque esa chica que llena estadios habla desde el corazón, siente lo que ellos sienten, sufre lo que ellos sufren y aún los considera sus amigos.
Margarita remata: al ir creciendo te das cuenta de que ella es como la compañera más fiel. Me cuesta decir que no ha escrito canciones para mí. Me conoce mejor que nadie.
Puede que todos partamos desde el escepticismo, pero los convertidos no se arrepienten. Quizás Taylor no es para mí, pero cuando escuche sus canciones en tiendas o caminando por la calle, ya no me va a poseer un desconcierto y una confusión que necesito acallar.
Reconciliado y en paz con su dominio mundial, voy a tararear un par de líneas y seguir con mi vida, teniendo el fenómeno un poco más claro.
La amo, la amo pero no entiendo por qué. Lo trato de esconder pero me identifica demasiado ser swiftie, es una forma de ser.
Nota de riesgo: los Swifties lo definieron tanto como algo “musicalmente muy diferente a su trabajo anterior” como “una continuación de su mismo estilo”. Para mí, que aún me confundo algunas de sus canciones, The Tortured Poets Department me parece similar a folklore, fácil de escuchar y bueno para dejar de fondo, pero conservador, quedándose en el mismo terreno que Taylor ya maneja.