Ya salieron las nominaciones a los Globos de Oro y no te culpamos si lo primero que hiciste al escuchar sobre películas que no conocías fue entrar a Rotten Tomatoes a ver de qué se trataban y si te iban a gustar.
Todos lo usamos pero no necesariamente entendemos cómo funciona. ¿En qué consiste Rotten Tomatoes? ¿Cuáles son sus ventajas y sus limitaciones? El sitio web que nos dice qué películas son “frescas” y cuáles están “podridas” está rodeado de controversias y podrá parecer misterioso, pero después de esta explicación dejará de serlo.
La página existe hace más de veinte años, pero se ha vuelto extremadamente popular en el último tiempo. En Estados Unidos, donde es la #254 en visitas de todo internet, una consulta arrojó que un tercio de los espectadores la chequea antes de ir al cine.
Y no es solo el público, sino que los cineastas también están conscientes de las evaluaciones que reciben sus obras. Martin Scorsese fue citado diciendo que Rotten Tomatoes “reduce al director a un creador de contenido y, al espectador, a un consumidor poco aventurero”. Brett Ratner (director de X-Men 3 y de muchos títulos afectados por el sitio) llamó a Rotten Tomatoes “lo peor que tenemos en la cultura del cine de hoy”, mientras que Greta Gerwig decidió creer, comentando que recibió más 🍅 por texto que nunca cuando su debut Lady Bird rompió el récord a la película mejor evaluada de la página.
¿Qué es Rotten Tomatoes y cómo funciona?
Dicen que en el pasado, cuando las audiencias quedaban insatisfechas con la producción de una obra de teatro, era normal que tiraran cosas al escenario. Como por ejemplo, tomates. Hemos visto esa imagen, de actores corriendo en las tablas para evitar la humillación de recibir un tomatazo desaprobador. Rotten Tomatoes nace a partir de esa noble práctica.
Juntando las opiniones de más de 3500 críticos internacionales de cine y televisión, la página sintetiza sus críticas en citas fáciles de leer. Si una reseña individual le da a la película al menos 3,5 estrellas de 5, se considera una crítica positiva. Si le da menos, es negativa. Como ven, Rotten Tomatoes transforma los puntajes de los críticos en algo binario, y luego promedia la cantidad de críticas positivas y negativas para darle un porcentaje final entre 0 y 100 a la película o serie en cuestión. Al final el número en el tomatometer quiere decir qué porcentaje de críticos votó al menos 3,5 o más estrellas.
Si aquel número es mayor a 60% de aprobación, la película está fresca y es recomendada con el codiciado vegetal. Si el puntaje es menor, está podrida y la opinión de los críticos es que hay que saltársela.
Un estreno reciente, la precuela de The Hunger Games, tiene un puntaje final de 64% con 222 críticas. Eso quiere decir que 142 de esas críticas (64%) le dieron un 3,5/5 estrellas o más y 80 le dieron menos. Si un 100% le hubiera dado 3,5 estrellas o más, veríamos un 100% en el tomatometer.
Si pensabas que 100% indicaba nota 7 promedio 7, te equivocabas. Es más algo así como nota 5 promedio 7. Está hecho de forma confusa y no toda la gente que revisa el sitio lo entiende. Y ese no es el único de los problemas de Rotten Tomatoes.
Controversias, limitaciones y la inflación forzada de puntajes.
En primer lugar, ¿quiénes son los críticos de RT? A pesar de que la página tiene un criterio de selección que revisa cientos de postulaciones cada año y exige ciertas mínimas, la verdad es que cualquier persona puede postular para ser considerada mientras cubra entretenimiento en algún medio. Ese medio bien puede ser un blog propio sin visitas o un podcast autogestionado por gente sin formación en cine y, aunque esto no necesariamente significa que el compromiso del crítico o su criterio sean peores que los de algunos avalados por un medio oficial, sí es cierto que se han colado publicaciones cuestionables, breves y faltas de mayor introspección. Y terminan teniendo la misma validez que las de críticos comprometidos.
En segundo lugar, un estudio en 2018 reveló la falta de diversidad en los críticos de la página. Sorpresa: más de tres cuartos de los miembros eran hombres y sobre el 80% eran blancos. En algo tan delicado como la crítica y la apreciación de piezas de arte de distintos territorios del mundo, cualquier sesgo es peligroso. Y Rotten Tomatoes se comprometió a ampliar su espectro después de esto.
Pero vamos con las polémicas fuertes. El 2016, Rotten Tomatoes fue adquirido por Fandango, una compañía de ventas de entradas para las mayores cadenas de cines. El lado conveniente era que en Fandango, las críticas tendían a lo positivo en comparación con otros sitios. En un principio, los estudios estuvieron felices con esto.
Pero también hubo otro lado. Desde la adquisición, Fandango empezó a poner los puntajes de RT junto a las películas que vendían. Esto afectó a las cintas con mala puntuación. Claro, probablemente al público objetivo de la película de los Emojis no le importaría que tuviera un 6% de aprobación, pero en general la gente empezó a preocuparse por la calidad de lo que querían ver aunque fuese escapismo, y los estudios comenzaron a aterrarse.
Estas productoras y distribuidoras se sintieron amenazadas y encontraron una sencilla manera de arreglar el problema. No, no se trata de hacer mejores películas. Sino de inflar los puntajes.
En septiembre de este año, el medio Vulture destapó un escándalo Hollywoodense: productoras estaban pagando a críticos para mejorar sus evaluaciones de las películas que estrenaban.
Rotten Tomatoes estaba podrido.
La agencia de publicidad de películas Bunker 15, a raíz de las críticas negativas de la olvidada película Ophelia, decidió arreglar el problema. En un mail filtrado, se podía leer que “la película había sido tratada muy duramente y que creían que podrían beneficiarse del feedback de más críticos”. Un mail de un crítico preguntaba inocentemente “¿pero qué pasaría si veo la película y la odio?”, a lo que Bunker 15 respondía que podían alojar esa crítica en un medio más pequeño que Rotten Tomatoes no revisara, para solo enfatizar las críticas positivas :)
La compañía en cuestión pagó 50 dólares a críticos de bajo perfil, de esos desconocidos que están certificados por Rotten Tomatoes, para mejorar sus puntajes. Y otras distribuidoras encontraron estrategias similares para alterar sus puntajes.
Por lo general, estas compañías organizan funciones solo para la prensa días antes del lanzamiento de sus películas. Esto permite que, cuando se estrenen, ya hayan críticas online a las que el público pueda acceder. Si a una película le iba bien en uno de estos visionados, dejaban de mostrar la película a la prensa para evitar el riesgo de que cayera el puntaje final y así quedar en una nota alta. Asimismo, si las distribuidoras intuían que una de sus películas iba a ser un fracaso crítico, simplemente prohibía que periodistas pudiesen verla y se estrenaba sin críticas en Rotten Tomatoes. Todo esto llevó a que en los últimos años las películas, en promedio, tuvieran puntajes mucho mayores que en los años anteriores.
¿Qué podemos hacer entonces?
Pero más allá de chanchullos y estrategias publicitarias, Rotten Tomatoes contiene un problema mayor del que como consumidores también somos responsables.
El sistema binario que propone es una simplificación de los méritos de una obra. Las películas son entramados complejos, que raramente son solo buenos o solo malos. Una buena actuación puede existir en un guión torpe y una bella fotografía puede ser digna de ver incluso cuando existe en una película sin sentido. Un ejercicio amateur puede tener un mensaje honesto y relevante, y una superproducción hollywoodense podría contar con un despliegue técnico impresionante pero estar vacía en su discurso.
Antes de Rotten Tomatoes, una película a la que todos le dieran 3 de 5 estrellas era considerada mediocre. Sería un film correcto, pero que no emociona a nadie. Ahora, esa misma ecuación te puede garantizar un puntaje de 100% en Rotten Tomatoes.
Mientras, una película ambiciosa que sea más desafiante podría ser inmensamente aclamada por la mayoría, pero bastaría un solo escéptico para bajar su puntaje. Es así como se explica que algo como 2001 Odisea en el espacio, una obra maestra indiscutible que ha inspirado a cineastas por décadas, tenga menor puntaje que Turning Red o Top Gun Maverick (por poner ejemplos recientes), que no son películas malas, pero tampoco memorables.
Teniendo esto en cuenta, podemos hacer algo como consumidores que requiere unos segundos más de trabajo, pero que mejorará nuestra experiencia. En primer lugar, podemos consultar páginas distintas y comparar. Filmaffinity, por ejemplo, hace básicamente lo mismo que Rotten Tomatoes, pero no le da la importancia gráfica al número que cataloga las cosas en “buenas” o “malas”.
Metacritic también es un agregador de reseñas, pero lo que hace es promediar los puntajes que cada crítico le da a las películas, series o videojuegos que evalúa. Así los resultados que obtienen son un poco más representativos.
Pongamos un ejemplo. Esta semana se estrenaron en Estados Unidos Wonka (la adaptación con Timothée Chalamet) y Poor Things (la nueva película de Yorgos Lanthimos). Aunque ambas fueron bien recibidas y tienen más o menos la misma cantidad de críticas positivas y negativas, Wonka tiene en Metacritic –al momento de redacción de este texto– un puntaje final de 68 y Poor Things de 87. Esto es porque la mayoría de los críticos que recomendaron Wonka, lo hicieron diciendo algo así como “buena peli para Navidad, vayan a verla si quieren jaja”, mientras que quienes apreciaron Poor Things le dieron todas las estrellas posibles y escribieron reseñas hiperbólicas tildándola de “maestra” y “perfectamente calibrada”.
Es un sistema que entrega resultados más claros y representativos. Pero, realmente, el consejo final es más sencillo, y tiene que ver con recordar que calificar arte nunca debiese ser tan binario como un tomate rojo o uno podrido. La idea no es dejar de entrar a Rotten Tomatoes sino, simplemente, leer las críticas y formar una opinión.
Si realmente te interesa el diálogo que genera una película, lo más recomendable es que tengas a tus críticos de referencia (je), que revises páginas especializadas que desarrollen ideas más extensas, o que incluso leas críticas olvidándote por completo de la idea de calificación. Básicamente, entiendan lo subjetivo del proceso, conozcan y confíen en su propio gusto y no tengan miedo de ir contracorriente.
Como dijo Roger Ebert, la primera persona en ganar el Pulitzer por crítica cinematográfica y uno de los críticos más afamados de la historia:
Lo único que puedo hacer es entregar un recuento preciso de lo que vás a ver y cómo yo me sentí al respecto. No puedo hablar por ti. Cualquier crítica que merezca la pena es subjetiva. Aunque tú y yo estemos en total desacuerdo, mis palabras pueden resultarte útiles o provocadoras.