El legendario director chileno Ignacio Agüero se ha consolidado como uno de los mayores nombres en nuestro repertorio, gracias a documentales como Cien niños esperando un tren y El diario de Agustín, entre una filmografía en la que aborda denuncias claras y potentes con una sensibilidad reflexiva.
Notas para una película pasó por festivales en Francia, Cuba, Argentina y fue galardonado en Chile el 2022, preparándose para su estreno este 25 de mayo. Es un documental difícil de categorizar. Cuenta la llegada de un extranjero a la Araucanía a fines del 1800 y su relación –y contribución– con la colonización, pero también encuentra al mismo Agüero experimentando y entendiendo la manera de contar esta historia.
Gustave Verniory fue un joven ingeniero belga que viajó a Chile con la misión de construir un ferrocarril después de que el Estado chileno ocupara tierras mapuches. Llega con el asombro inocente de un foráneo que se topa con la magia del sur de nuestro país, enamorándose y comenzando su proceso de adaptación. Así que, por un lado, la fotografía de Notas para una película retrata en el presente el bosque araucano como si observara desde los ojos de un desentendido, doscientos años atrás, un blanco y negro que constituye uno de los trabajos más hermosos de un documental nacional reciente.
Verniory tiene buena relación con indígenas y chilenos, y empieza a entender que llega a instalarse en la bisagra de este conflicto, en la llamada “pacificación de la Araucanía”, cuando dejaba de ser el Wallmapu. Y la película se basa en sus diarios para contar sus impresiones, fragmentos que explican su cotidiano a medida que va convirtiéndose a sus 25 años en un patrón que inevitablemente toma parte en esta lucha. La parte de los ricos, los beneficiados.
Notas para una película innova en su forma para contar un relato de hoy
Esa es la historia. La de su llegada, el encuentro con la naturaleza y la comunidad, el comienzo de su trabajo, su ascenso a ser jefe interino, la ubicación en este lugar aparentemente designado, la facilidad con la que se instala por sobre otras personas.
Pero lo que Agüero hace es jugar con esto.
La historia es contada en parte como ficción, con un actor y su vestuario recorriendo el sur y reflexionando. Pero desde el comienzo rompe este principio, la película parte con el propio Agüero hablando a cámara, presentando al actor y así al dispositivo. Y la ruptura de la cuarta pared es solo uno de los formalismos interesantes que presenta el realizador.
La voz en off del actor se mezcla con la del director, que también aparece dándole instrucciones de interpretación o incluso leyendo partes del guión. Las imágenes de hoy se interrumpen por fotos del pasado y la “ficción” que se crea se interrumpe constantemente, en particular por representantes mapuches que cuentan su propia historia y complementan la visión colonial.
Así, Notas para una película aspira a tenerlo todo. Toma una historia que podría contarse como ficción clásica, pero la destruye, se convierte en ensayo histórico y en documental de autor, en película sobre cómo hacer una película y en algo más inclasificable. Adopta la perspectiva de un colono para hablar realmente del pueblo mapuche, juega con el pasado y dialoga con lo contemporáneo, convirtiéndose en uno de los estrenos más interesantes en lo que va del año.
Nota de riesgo: seguramente no despertará el interés de todo el mundo, pero es accesible, clara y su mirada es una forma original de tratar un tema controversial. Moderada.