«¿Cuándo fue la primera vez que viste pornografía?» Con esa pregunta inocente empieza El clímax del millón: la historia de Pornhub, estreno reciente de Netflix que ya sea por morbo o genuino interés logró posicionarse entre los contenidos más vistos de la semana.
El documental aborda la complicada relación entre los delitos sexuales y la pornografía. Con la ayuda de entrevistas, cuenta cómo Pornhub (específicamente, pero engloba otras industrias), la página web de videos pornográficos, se vio envuelta en una tremenda controversia. El problema se originó con la falta de regulación que la página tenía con los contenidos que allí subían. Básicamente cualquier persona podía subir cualquier cosa y, como sabemos, una vez que algo está en internet, es muy difícil que desaparezca.
La imposibilidad de controlar internet
Parte del contenido del popular sitio web, de los más visitados de todo internet, eran videos de violaciones. A pesar de contar con algunas normas para impedirlo y con el trabajo de una baja cantidad de reguladores sobreexplotados, videos de sexo no consensuado, o sexo con menores acababa en la página. Y Pornhub se beneficiaba poniendo avisadores y ganando dinero con ellos.
La compañía responsable hacía la vista gorda. Estamos acostumbrados a que las grandes empresas pequen de evadir impuestos y de otro tipo de crímenes, pero es una cosa distinta ser cómplices de tráfico sexual de menores de edad.
Cuando las víctimas empezaron a aumentar, algunas campañas intentaron detenerlo. La más ruidosa fue Traffickinghub, que a través de millones de firmas buscaba cerrar la página. Un artículo del New York Times, titulado “Los niños de Pornhub” sólo añadió más leña al fuego, poniendo en la mira a una empresa con un caso en el que el 99% de la gente tenía una opinión similar y condonatoria. Había que hacer algo.
Pero toda historia tiene dos lados, y el otro 1% también tenía un punto que querían que se escuchara. Los trabajadores y trabajadoras sexuales, varios entrevistados en el documental, han tenido históricamente problemas para monetizar su oficio. Con el comienzo del porno en la era digital eran muy dependientes de las compañías productoras y sus muchas veces malas prácticas. Pornhub les dio un espacio más seguro y lucrativo donde podían tener control de su imagen, su contenido y su dinero. El cierre de la página los perjudicaría directamente.
Por más fácil que pareciera la respuesta, hay que recordar que toda historia tiene dos lados. Y a medida que se iba acorralando a la empresa (que sí es la perversa de esta historia), los trabajadores sexuales empezaban a temblar, acostumbrados a ser siempre el eslabón más débil, temiendo quedarse sin un espacio seguro para desempeñarse.
La polémica de Pornhub
Lógicamente hay una propuesta clara y El clímax del millón: la historia de Pornhub no se da muchas vueltas en presentarla: mayor control. Las exigencias se redujeron a que solo personas verificadas pudiesen subir contenido a Pornhub y a un control más estricto del material que efectivamente estaba arriba, así como una sanción mayor por no hacer algo ante los crímenes. La página tuvo que eliminar todo su contenido no verificado.
Un crimen como subir a internet pornografía no consensuada perjudica prácticamente a todo el mundo. A las víctimas principalmente, pero también a los creadores de contenido e incluso a la gente que quiere consumir pornografía de manera saludable. Es el terreno más interesante en el que ahonda el documental, problemas muy propios del siglo XXI, donde el internet parece avanzar más rápido que nuestra capacidad de regularlo.
Y el documental cae en sensacionalismos, como ir aumentando una historia morbosa que incluye el incendio de la casa de uno de los CEOs de Pornhub, cuando podría tratar el tema con más delicadeza. Es un tema muy complejo y delicado en el que se está metiendo y quizás lo aborda con demasiada tibieza, no tomando una posición más allá que la más sencilla, que pareciese no repercutir. El estado de las cosas no va a cambiar después del estreno de esta historia.
Aún así, es un tema que nos rodea de forma silenciosa. El porno está presente en nuestras vidas, es cosa de escuchar la cantidad de veces que se refieren a Pornhub como una de las 10 plataformas más visitadas de la web, con una empresa que factura cientos de millones de dólares por año y que tiene a su merced miles de trabajadores, no todos ellos contratados. Pero no hablamos tanto de ello.
Y si de algo sirve El clímax del millón: la historia de Pornhub es para empezar a naturalizar esta conversación, a presentarla como algo que debemos mirar de frente, para entender cómo operan los servicios más informales que nos rodean, avanzar en la protección de trabajadores sexuales y evitar ser cómplices de algunas de las cosas más terribles que internet tiene para ofrecer.
Nota de riesgo:
Temática compleja, sí, pero abordada de forma demasiado poco arriesgada. Termina siendo un documental más de Netflix en su forma e intención, por lo que es conservador, a pesar de que vale la pena verlo por lo que plantea.