Los Javis, directores, guionistas y pareja en la vida real, han vuelto a hacer la serie del año. Un thriller que viene con polémica y que junta bandas de pop cristiano, sectas y extraterrestres suena como una apuesta arriesgada, pero está funcionando. La Mesías está sacando un capítulo por semana y, con uno más por estrenar, gana adeptos y esparce su palabra como si fuese una religión propia.
El dúo de realizadores se ganó al mundo vía humor incómodo con Paquita Salas, para luego subir de nivel dándole pantalla a otra mujer en los márgenes con la ambiciosa Veneno, que de paso reivindicó a un colectivo completo.
Para su tercera serie, la idea es más extraña.
Dios quiere que canten
Un hombre ve en la televisión un video viral de un grupo de niñas cantando canciones religiosas y se orina encima. Reconociendo en pantalla a sus hermanas con quien no tiene contacto, se propone salvarlas de su madre, que seguramente las tiene encerradas. Así comienza La Mesías.
Pero luego vamos viendo la biografía de esta madre, Montserrat, que cuando joven tiene que alejar a sus dos hijos de un esposo abusivo y hacer lo que sea para sobrevivir. “Lo que sea” termina siendo aceptar la propuesta de un hombre muy religioso cuya idea de familia es tener un montón de hijos, llevárselos al campo y aislarlos del mundo.
Luego Montserrat siente el llamado de Dios. Él habla a través de ella. Ella siempre pensó que su vida iba a tener sentido, ser algo grande, y ahora entiende finalmente lo que tiene que hacer: crear un grupo de música cristiano que, a través de sus hijos, transmita la palabra de Dios.
Años de tormento cultista se entrecruzan con la historia presente, en la que en código de suspenso, el hijo mayor de Montserrat busca pistas para reencontrarse con su familia.
¿Y los extraterrestres? Bueno, para los extraterrestres hay que ver la serie.
Si Veneno ya había demostrado que los Javis podían manejar historias dentro de historias, con tramas que van avanzando a través de los años y personajes entrañables que te podían hacer llorar, aquí se pusieron más ambiciosos.
Cientos de actores, décadas de historia, elaborados sets de época, planos secuencia, fantasías musicales e incluso videoclips con inteligencia artificial son algunos de los recursos que el dúo, más poderoso que nunca, tiene a su disposición para contar esta historia.
Y el apartado técnico es precisamente lo que más se está destacando en un relato que viene con polémica detrás.
El fenómeno cringe detrás de La Mesías: Flos Mariae
Desde que se anunció la serie, se alzaron sospechas. El grupo de niñas cantoras que representa la ficción, Stella Maris, era alarmantemente parecido a uno real, Flos Mariae. Ellas eran las hermanas de la familia Bellido Durán, quienes alababan a Dios en desafinadas canciones kitsch con vestidos de colores chillones y letras absurdas (“como una loncha de queso en un sandwich preso, te sientes sin sosiego entre la duda y el miedo”).
Se volvieron rápidamente virales con su sencillo Amén, un fenómeno del que toda España se reía pero que solo las volvía más populares.
La historia detrás de la banda solo hacía todo más interesante. La madre de las chicas, que tuvo 16 hijos y afirmaba hablar con Dios, padecía un tumor maligno. La decisión de la familia fue hacerle una promesa a la Virgen María: si la matriarca lograba curarse, las hijas formarían un grupo musical para propagar la fe cristiana. Dicho y hecho.
A pesar de todas las similitudes, los Javis se han desmarcado de la polémica. Dicen que ellos buscan inspiración de distintos lados pero que finalmente hablan de intereses propios. Sin embargo, las chicas no lo ven así.
Algunas de las Flos Mariaes han lanzado un comunicado después de la cantidad de mensajes que han recibido sobre el vínculo con La Mesías. En él, dicen que la productora nunca las ha contactado, que no dan su consentimiento para que se les vincule con la serie y que se guardan el derecho a tomar acción legal.
Otra de ellas ha expresado que el vínculo con los “repugnantes” personajes de la serie mancha su honor y el de su familia.
Independiente de todo, y como los Javis seguramente previeron, la polémica solo le da más publicidad a la serie.
Finalmente, La Mesías
Si tiene relación la exitosa serie con las hermanas cantantes o no, no debiese ser el foco de la conversación. Aunque es válido tildar la miniserie de explotadora contra quienes no pueden defenderse, aún no sabemos cuál es el punto en que La Mesías va a concluir.
Los Javis han demostrado con sus productos anteriores tener mucha sensibilidad y corazón, haciéndole justicia a sus personajes. Pero en este caso todo es más oscuro. El alivio cómico de Paquita Salas se ha ido y el exceso queer de Veneno se ha reemplazado con algo más perturbador, más sórdido.
El adentrarse en el fanatismo religioso pareciera ser una excusa para hablar de temas más universales. La familia al centro de La Mesías, que seguimos a lo largo de décadas, vive un trauma intenso que los ha marcado y del cual no pueden librarse. La miniserie muestra una familia desestructurada que recurrió a la fe para sobrevivir, pero podría haberlo hecho con cualquier otra cosa.
Los extremos a los que llevan este culto son interesantes en la medida en que tocan a personajes que luchan poco a poco para unirse y sanar, y en eso la serie parece prometer algo mucho más luminoso que la fachada oscura con la que se presenta.
Y, a la espera de su final la próxima semana, esperamos que así sea.
Nota de riesgo: arriesgada.