Se terminó una de las series animé más entretenidas que he visto en los últimos años, Shingeki no Kyojin o más conocido como Ataque a los Titanes. Una serie que me mantuvo intrigado hasta los segundos finales de las escenas post créditos del último capítulo. Un final que salió en 3 partes y que terminó por armar toda la trama detrás de la existencia de los titanes.
Este animé escrito y dibujado por Hajime Isayama, se emitió por primera vez en el 2013 y cuenta con 4 temporadas, saliendo el último capítulo este 5 de noviembre. 10 años esperando entender qué estaba viendo. Por su parte, el manga comenzó a editarse en el 2009 y terminó en el 2022, siendo el animé con más copias vendidas de todos los tiempos: 110 millones.
Para quienes no han visto la serie, la trama se desarrolla en un universo paralelo, donde la humanidad vive en una especie de edad moderna tipo siglo XVIII, pero con algunos avances tecnológicos como los aviones, buques de guerra o las mismas espadas y ganchos con los que los soldados se desplazaban a gran velocidad entre los edificios o árboles. Estos humanos son constantemente atacados por seres gigantescos (Titanes) de apariencia humana, que buscan exterminar a todas las personas. El protagonista es Eren, un joven aldeano que observa cómo un titán devora a su madre mientras otros destruyen la ciudad en la que vive. Eren decide vengar la muerte de su mamá y se une al Ejército de las Murallas, un grupo de soldados que luchan contra estos gigantes, buscando salvar a la humanidad.
Los humanos viven en 3 grandes ciudades cercadas por gigantescas murallas de 50 metros que mantienen a raya a estos gigantes. La pared externa se llama Muralla María, la intermedia se llama Rose y la del interior se llama Mitras. La historia comienza cuando un titán de 60 metros, hace colapsar la primera muralla, dejando que los titanes entren y destruyeran todo. Los sobrevivientes buscan refugio en la muralla intermedia, lo que provoca un gran desabastecimiento de alimentos y bueno, aquí es donde las decisiones políticas se toman para proteger a la nobleza y comenzamos a entender cómo funcionan estas ciudades.
Pero a medida que avanzan los capítulos de la primera temporada uno se pregunta constantemente: ¿de dónde vienen estos titanes? ¿Por qué cada cierto tiempo aparecen para comerse a los humanos?
La trama se vuelve cada vez más compleja con el avanzar de los capítulos, tan compleja que me recordó la primera vez que vi Akira o Evangelion. Aquí, me podría detener a mostrar algunas similitudes entre Evangelion y Ataque a los Titanes. Debo decir que soy un hijo de Evangelion, la primera vez que la vi fue en 1999, cuando todos pensábamos que el mundo se iba a acabar. Imagínense lo emo que estaba en ese año. Por eso, cuando desenmarañé la trama de Shingeki no Kyojin, encontré algunas similitudes, como por ejemplo, que la historia se centra en seres gigantescos del que no sabemos mucho, pero que los humanos adoptan para defender a la humanidad de su inminente extinción. Además, estos gigantes son manejados desde el interior, aunque uno es un Mecha (o un meta humano dentro de una ciber armadura) y el otro es un ser con apariencia humana.
La política en estas dos series juega un papel fundamental en la trama, como también la ciencia y las fuerzas armadas, donde constantemente están mostrando sus verdaderas intenciones para ayudar o exterminar a los humanos. Aunque Evangelion es más filosófica y psicológica, Ataque a los Titanes tiene una subtrama que habla de la verdadera naturaleza humana y busca explicar el por qué estamos condenados a luchar unos contra otros, aunque estemos a punto de extinguirnos. En ambas series, la ambición de una persona o un grupo de personas puede poner en jaque la existencia de todo lo que conocemos.
Ahora, dejando de lado las comparaciones, esta serie tiene mucho para disfrutar. De partida, las frenéticas y desesperantes peleas entre los humanos contra los gigantescos titanes. Hace tiempo que no disfrutaba escenas de combates tan bien hechas, donde los humanos a punta de espadas debían enfrentar a la descomunal fuerza de los titanes. Otros aspectos que me gustaron: la relación de amistad entre Eren, Armin y Mikasa, una triada que representa lo racional, lo irracional y lo emocional. La política, la influencia de los religiosos, el poder de los ricos y el desamparo de los aldeanos y sobre todo, las decisiones del protagonista luego de saber que se puede convertir en un titán, fue lo que me mantuvo pendiente de esta historia que se demoró 10 años en desarrollarse.
Sin duda, esta serie busca explicar cómo la humanidad reacciona frente a la posibilidad de una extinción, lo que también me recordó a los 3 libros de El Dilema de los Tres Cuerpos, donde la humanidad se enfrenta al problema de qué hacer frente a la llegada de una flota extraterrestre que descubre que en el planeta Tierra hay vida inteligente. Los recibimos con los brazos abiertos o nos preparamos para un ataque intergaláctico. Ataque a los Titanes es lo mismo: un grupo de humanos que se sacrifica a costa de salvar a la humanidad de las garras ambiciosas de un grupo más poderoso que posee las armas y el conocimiento.
No quiero hacer spoilers del final, pero para quienes siguen la serie y esperaron tanto tiempo, debo decir que valió la pena sufrir y emocionarse con la historia que se desarrollaban en torno a Eren y su equipo de soldados. Hay muchos momentos épicos, como el capítulo 1 cuando un titán devora a la mamá de Eren, una escena tan cruda y fuerte que nos contextualiza de la mejor forma en el tono de la serie. Otra escena impactante es cuando Eren se transforma por primera vez en titán o cada unas de las extraordinarias peleas de Levi (mi personaje favorito) contra el Titán Bestia, o el comienzo del “Retumbar”, que sin duda, es unas de las más terribles que he visto en alguna producción audiovisual.
A esta serie, le doy diez titanes y diez aplausos fintualísticos.