Uno de los hits de HBO del último tiempo fue la miniserie The White Lotus, la comedia negra que se centraba en las dinámicas de un terrible grupo de huéspedes en un hotel de lujo en Hawaii.
La sátira se volvió muy popular, ganó un montón de Emmys y fue inevitablemente extendida. La segunda temporada, que estrenará sus capítulos cada domingo, hace un recambio de elenco y se traslada a otro hotel de la cadena White Lotus, esta vez en Sicilia.
Una sátira sobre sexo y privilegios
Como un accidente inesperado, la primera temporada se grabó en pandemia (aprovechando que el hotel Four Seasons estaba cerrado) y superó todas las expectativas. Trataba principalmente sobre una serie de conversaciones entre los millonarios que acudían al resort y las dinámicas tóxicas entre ellos y los empleados del lugar. Después de unos momentos con sus despectivos personajes, nos dábamos cuenta de qué trataba la serie: privilegio y colonialismo.
En esta segunda temporada se mantiene el formato pero parecen cambiar los temas. Con su primer capítulo emitido, vemos que los nuevos huéspedes siguen siendo parejas y familias ricas teniendo conversaciones actuales sobre la cultura de la cancelación, lo políticamente correcto y las diferencias entre clases sociales. Pero parece ser evidente que se centrará en las políticas sexuales modernas entre este grupo de personas.
¿Quiénes destacan en este nuevo elenco? Aubrey Plaza es una intelectual que se jacta de defender causas sociales y no ver Ted Lasso. Lo peor que le podría pasar es acompañar a su esposo por una semana con una pareja de amigos ricos que ni siquiera saben si votaron en la última elección. Pero obviamente la tensión sexual entre ella y el millonario básico que interpreta Theo James augura desastre entre las dos parejas.
Jennifer Coolidge regresa con su depresivo y patético personaje que, si en la primera temporada solo quería encontrar el amor, ahora que lo tiene se da cuenta de que sigue siendo miserable. Su esposo la ignora, controla sus hábitos y alimentación y ella seguirá trabajando en su –falta de– autoestima.
Por último, llega también al hotel una familia de tres generaciones de hombres con sus propias libidos. Dando diferentes niveles de vergüenza ajena, parecerán involucrarse con las mujeres del local, incluyendo una joven que ejerce la prostitución y la desdichada asistente personal de Coolidge. Ellos, el hotel paradisíaco y el desesperado personal del hotel son los ingredientes de esta nueva entrega.
The White Lotus 2 y el morbo por espiar a sus personajes
La trama de la segunda temporada de The White Lotus no va mucho más allá de eso. Es una plantilla que se asemeja mucho a la original: crear personajes interesantes y encerrarlos para ver cómo interactúan. Así, lentamente y de forma cada vez más tensa, se van desgranando los temas que el creador Mike White busca analizar y profundizar. Y así también se genera la crítica que se hace a la ceguera de los millonarios, en la época en que están bajo más escrutinio y en que nos producen mayor interés.
El director y guionista, que tenía cierto estatus de culto en el cine indie norteamericano de los ‘90 y 2000, siempre se ha especializado en hacer dramedias incómodas que tratan temas sociales. A pesar de haber escrito para las entrañables Dawson’s Creek y Freaks & Geeks, sus series como Enlightened (joyita también de HBO con Laura Dern), no despegaban como lo ha hecho The White Lotus. Es quizás su inexplicable paso por realities como Survivor lo que le dio la idea de encerrar a un grupo de personas en una locación paradisíaca para examinar su comportamiento. Un experimento se permitió desarrollar cuando HBO, enfrentando una pandemia, le pidió una idea de miniserie que se pudiese desarrollar en una sola locación.
El resto es historia y ahora The White Lotus vuelve con fuerza y teniendo poco que demostrar. Pero es alentador ver cómo White ha ampliado la visión que tenía para incluir nuevas observaciones. Sí, veremos cómo los ricos, jóvenes y hermosos tienen problemas en el paraíso. Pero también ahondaremos en sus necesidades sexuales, en la prostitución, las relaciones en la tercera edad y seguramente en la fricción de clase y cultura que se generará con los locales y los empleados del hotel.
La primera temporada demostró el morbo que nos producía ver a gente detestable e inaccesible saliéndose con la suya y sufriendo por sus problemas inventados. Reemplazando las playas hawaianas por las mediterráneas, sumergiéndonos en nuevos temas y perturbándonos con nuevos personajes, The White Lotus vuelve con una temporada que parece variar lo suficiente como para no ser más de lo mismo. Con episodios que prometen ser tensos, incorrectos y oscuros –al mismo tiempo que chistosos y perspicaces sobre las relaciones humanas contemporáneas–, nos tendrá semana a semana viendo con horror y fascinación los lugares a los que nos lleva.
Nota de riesgo: la fórmula se ha mantenido casi intacta, y aunque la primera era original por sus temas y tratamiento, nunca se trató de una serie muy arriesgada. Acá parece pasar lo mismo. Moderada.