Esta semana conversé emocionado con 250 estudiantes de tercero y cuarto medio de un liceo técnico. Estaba también el cofundador de Cornershop, Daniel Undurraga, quien organiza estas conversaciones, con el conocido profesional de radio Leo Meyer y en las que ha participado también el cofundador de NotCo Matías Muchnik. A él le tocó el Liceo A-24. Estaba nervioso y lo hice un poquito mal al principio.
Tenía que contar cómo alguien de Puerto Montt termina en Silicon Valley aceptado en la mejor incubadora de startups del mundo y explicar el rol que jugó la programación. Esto como motivación para aprender a programar. 'En la situación de estrés en la que están por la PTU, es bueno que sepan que a Daniel y a mí, por ejemplo, no nos importa a qué universidad fueron o incluso si fueron a alguna. Si codeaste tu primer ‘Hello World' hace 4 o 5 años, tienes chances de entrar a las empresas tecnológicas que ofrecen los mejores trabajos en el país y el mundo'. Esta misma semana fue portada de un diario el nivel desorbitante de sueldos que pagan, impulsado por el déficit de aprox. 10.000 profesionales en el país. Y si bien un primer sueldo sobre $1.000.000, fácil, sin título, es motivador, no es esa la razón más poderosa para elegir aprender a programar. Saber programar es lo más cerca que estarás de tener un superpoder.
Un superpoder que te permitirá construir un producto que les da trabajo a decenas de miles de personas en plena pandemia. Posibilitar mejores jubilaciones, sin abrir ninguna sucursal. Crear alimentos en base a plantas para millones. Cambiar un país entero para no depender tanto de la extracción de minerales, que está bien, pero que no nos hizo un país desarrollado todavía. Las personas que trabajan en tecnología tienen este poder de promover en las siguientes décadas las industrias que quieran. Y tú, como dice Daniel, de poder crear el mundo en el que quieres vivir. 'Yo quiero estudiar algo relacionado con el arte, pero mi mamá dice que tengo que estudiar algo en lo que gane plata', 'mi mamá dice que tengo que ser feliz, sin preocuparme de la plata'. Ambas mamás tienen razón, les dijimos.
Y la programación podría ser la síntesis perfecta. Si te gusta el arte, hay problemas que podrás resolver con tecnología (generación de audiencias, distribución de obras, venta masiva). Y si para ti es prioritaria la plata, hay pocas profesiones en las que se gana tanto tan rápido, meritocráticamente. Basta con visitar la sección 'Trabaja con Nosotros' de la empresa que te guste más y listo. Y nosotras, las empresas tecnológicas, debiéramos estar aportando a las becas que Daniel está patrocinando junto con el BID.
Columna publicada originalmente en Economía y Negocios de El Mercurio el 21 de octubre de 2021.