Da la impresión de que hay un consenso sobre la importancia que tiene la lucha contra el cambio climático entre los chilenos y especialmente entre los más jóvenes. La independencia económica a la que nos enfrentamos en los primeros años de trabajo trae consigo la responsabilidad de hábitos de consumo sustentable, y los chilenos no lo estamos haciendo nada mal. Nuestras decisiones al momento de comprar tienen efectos reales en la transición a una economía más verde, y los millennials lo saben mejor que nadie.
¿Sabías que en Chile el 52% de la generación de energía eléctrica del último año provino de energías renovables? ¿O que nuestro país lidera los índices de dieta basada en planta en la región?
Se sabe, por ejemplo, que una de las mayores contribuciones que podemos hacer como consumidores para reducir nuestra huella de carbono es bajar el consumo de carne y productos animales. Si se te hace imposible ser vegano, porque te encanta el queso, necesitas mucha proteína, o simplemente, no eres mateo para cocinar; igual sirve: reduce tu consumo de carne lo que más puedas, por algo se parte.
Es más, me atrevería a decir que el nivel de conciencia ambiental que se respira en las calles de Santiago no tiene nada que envidiarle a ciudades del sur de Europa o Australia.
Inversiones ESG
Sin embargo, hay un aspecto en el que estamos bastante relegados respecto al resto de la OCDE: las inversiones con criterio sustentable o ESG por sus siglas en inglés: Environmental, Social and Governance (Medioambiente, Social y gobernanza).
Chile lidera las inversiones sustentables en la región, pero está lejos aún del promedio OCDE.
Nos guste o no, vivimos en una sociedad en la que el mercado permea nuestra comida, los espacios de ocio, el acceso a la cultura y el deporte. El mercado se inmiscuye en cualquier lugar donde se pueda comprar o vender un bien. Pero las empresas que producen nuestros productos y servicios no se financian solas, por eso es importante saber en qué invertimos y a qué industrias estamos financiando.
¿Qué son los criterios de inversión ESG?
Todo lo que ahorramos en nuestras cuentas, lo que imponemos, o lo que invertimos activamente, va a parar a distintos fondos. Por ejemplo, la plata del sistema de pensiones (cualquiera sea) es un monto gigantesco de imposiciones que se destina a financiar proyectos de empresas o del Estado mediante bonos, acciones, garantías, etc.
Pues bien, de la misma manera que tenemos conciencia de a quién le compramos a nivel de consumidor, es igual de importante saber a quiénes financiamos a través de nuestros ahorros.
Como dicen los norteamericanos: «put your money where your mouth is», que traducido al chileno sería algo así como «pon tu plata en lo de que tanto hablas»
Criterios ESG
Los criterios ESG son la manera en que las administradoras de fondos empezaron –a principios de los dos mil– a clasificar las inversiones que cumplían con criterios de sustentabilidad ambiental (energía, residuos, trato de seres sintientes), social (prácticas laborales, relación con comunidades, inclusión LGTBQI+) y de gobernanza (ética, transparencia, paridad de género en directorios), creando así una categoría de inversiones socialmente responsables.
En un principio, fue ridiculizado como una práctica hippienta e idealista, que no tenía cómo competir contra las rentabilidades de la industria del carbón, las armas, el tabaco y la crueldad animal. Pero a medida que el planeta fue tomando conciencia de lo importante que es la lucha contra el cambio climático, los criterios ESG pasaron a ser un must en mercados de capitales más maduros. Por ejemplo, en Australia hay un par de Superannuations (como las AFPs) de Chile, que se dedican a financiar sólo proyectos sustentables. Nada de medias tintas.
Y es que en los últimos años, los fondos ESG se han vuelto una alternativa muy rentable por distintas políticas públicas a nivel mundial y local, que responden en última instancia a la presión ciudadana que ha tomado conciencia de la importancia de mitigar el calentamiento global.
Sin ir más lejos, durante agosto, el senado de EE.UU. aprobó una reforma tributaria para reducir la inflación, que tiene mecanismos de reinversión fiscal en proyectos de desarrollo sustentable, lo que inducirá a las empresas a tomar medidas para reducir las emisiones de CO2.
El problema con las ESG.
Con una ciudadanía más empoderada, no hay empresa sensata que no suscriba con las banderas de las sustentabilidad, inclusión y buenas prácticas. Sin embargo, ¿cómo saber si efectivamente los criterios se están realmente cumpliendo?
Hace unos 10 años que las empresas grandes comenzaron a publicar un informe de sustentabilidad anual en donde se reflejan los estándares verdes, lo que ya se convirtió en norma. Sin embargo, en el mercado de capitales, las inversiones responsables son un poco más difíciles de rastrear. Hay distintos ránkings que hacen consultoras para auditar estos fondos.
La urgencia climática exige hacernos cargo de nuestras acciones como agentes de mercado y cambiar algunos hábitos. Algunos especulan que en unas décadas más, las futuras generaciones mirarán con ojos críticos a la industria de la carne, y nos juzgarán por haber contribuido a que existiera. Creo que lo mismo podría decirse de nuestras inversiones. Si no dirigimos nuestras decisiones a criterios como el ESG, tal vez estemos contribuyendo pasivamente a financiar negocios que van en contra de nuestros valores y de lo que el planeta necesita.
*Infórmate de las características esenciales de la inversión en nuestros fondos mutuos, las que se encuentran contenidas en sus respectivos reglamentos internos, que puedes revisar en https://fintual.cl/docs y en la CMF.
*La rentabilidad o ganancia obtenida en el pasado por los fondos, no garantiza que ella se repita en el futuro. Los valores de las cuotas de los fondos mutuos son variables.