Hey bartender over here, two more shots, and two more beers,
Sir turn up the TV sound, the war has started on the ground,
just love those laser guided bombs, they're really great.
Roger Waters
Voy a ser muy honesta y me voy a tirar al agua: No sé nada sobre la guerra.
Bueno, sé algo, un poco por lo que me llega desde las redes y otro poco por lo que he leído en Fintual. Más allá, debo confesar que me pone tan nerviosa leer titulares de “La ter-ce-ra guerra mundial” que no he buscado informarme demasiado sobre el tema.
Así que si esperas que estas letras te den una mirada política, no soy tu persona.
Escribo más como mi intento de humanizar lo que está pasando. Parece obvio, debería ser suficientemente humana la situación si se ha llevado hasta ahora más de 2500 vidas (y eso que las cifras no son exactas). Pero siento que no es así. Primero, porque vemos la guerra a través de una pantalla. Segundo, porque los medios le han dado un foco más político y económico, y tercero, porque nos separan 13.700 kilómetros y cuesta no sentirse impotente frente a cómo ayudar.
La pantalla, como buen marco irreal, solo muestra una parte de lo que verdaderamente ocurre, pero, ¿qué pasa con la gente fuera del lente? He visto solo un video entero: el de un hombre ucraniano manejando un auto que es aplastado por un tanque ruso. Disculpas por lo gráfico, pero así decía tal cual el título. Entro al video y en parte me tranquilizo porque el hombre queda vivo, pero luego, ¡puf!, no más historia, no más video, no más idea de cómo sigue el hombre. 30 segundos de un reel de instagram que desaparece al hacer scroll.
Así es como podemos llegar a consumir lo que está al alcance de un click, y entre tanta información de expertos bélicos, pacifistas, políticos y cuanta nueva profesión asuman quienes informan, a veces no pensamos más allá de lo que estamos mirando. En momentos de angustia, mejor hacer un doble click mental. A ese contenido alarmante que te cuestiona, cuestiónalo tú primero, ve qué tan verídico es o cómo te lo quieren vender.
Hablo de “vender” porque en algunos medios, el conflicto parece que viene con estrategia de marketing detrás. Sinceramente me pregunto por qué el exceso de información esta vez, y por qué es tan diferente a cuando se habla de Afganistán o de los refugiados en Siria. No niego lo que está pasando ni lo minimizo en absoluto, pero sí cuestiono por qué pareciera que la pérdida de algunas vidas pesa más que otras. La forma como recibimos las historias cambia completamente la posición que tomamos ante ellas.
Pasa igual con el tono de las noticias, enfocadas en cómo nos afecta “lo que pasa allá”, a ese lado del mundo, cómo cambiará la economía o qué alianzas se deberían hacer entre países. Los locutores hablan de cifras y no de personas y mientras más explícitas las imágenes más rating tienen.
¿No es curioso? Ese párrafo anterior, podría describir prácticamente cualquier situación mundial de hoy o hace cuarenta años. La historia parece ser un círculo que gira sobre sí mismo y se repite. Lo demuestran las fotos del metro de Londres en 1940 con los refugiados de los bombardeos nazis; si las ponemos a color, el resultado es el metro de Járkov hace unos días.
La paradoja sería más bien preguntarse si hemos aprendido algo, porque el ser humano olvida rápido. Pero a diferencia de los años 40, hoy no podemos hacernos los ciegos, tenemos ojos en cada esquina grabando en vivo el llanto, el grito, la bomba que explota. De solo escribirlo me da impotencia. Si la sientes igual, buscando por ahí he encontrado varias formas para ayudar:
- Save the children: Esta ONG centró sus esfuerzos en los niños damnificados por el conflicto, recogen dinero en su página para destinarlo a ellos
- ACNUR, apoyo a refugiados: Miles de ciudadanos están huyendo de Kiev y esta organización de las Naciones Unidas se prepara para apoyarlos.
- World Central Kitchen: La fundación reconocida por dar alimento a cientos de personas, ahora está en Ucrania y países vecinos como Polonia y Rumania.
(Ey, las tres organizaciones están en la mayoría de los países y no solo aparecieron por lo que pasa en Ucrania 😉)
Además, Startup Wise Guys -una aceleradora de startups europea- se unió y creó esta página de Reddit donde puedes encontrar muchas fundaciones divididas por temática sobre el conflicto actual.
Así que no todo está deshumanizado. Tal vez le faltan más retuits a noticias como el grupo de niños que protestaron pacíficamente contra la guerra en Moscú y fueron detenidos o a la protesta de mujeres en Nigeria que luchan por la equidad de género.
Sé que todo esto lo escribo desde un lugar privilegiado. He escuchado a la violencia desde voces lejanas y la he visto en los ojos de otros, por eso no sabré cómo se siente seguir viviendo el conflicto a través de la memoria.
Puedo no entender nada sobre esta guerra, pero no necesito hacerlo para saber el impacto humano que genera, por eso invito a empatizar y a ponerle rostros reales a esta “caída del dólar”.
La portada del artículo es de uno de mis fotógrafos favoritos, Oleg Oprisco. Curiosamente me di cuenta que es Ucraniano.