El recurso de la pareja dispareja es tan antiguo como efectivo.
Y en Hacks se usa para unir a dos mujeres muy distintas: Ava (Hannah Einbinder) es una joven aspirante a guionista de Los Ángeles y Deborah (Jean Smart) es una comediante veterana con larga trayectoria.
Una chica de la generación Z, prepotente y llena de opiniones, de repente tiene que escribir para el show de Las Vegas de una boomer despreciativa que no tiene tiempo ni ganas de considerar sus sentimientos.
A través del humor, obviamente, nos damos cuenta de que también tienen mucho en común.
Los creadores de la comedia millenial de culto Broad City estrenaron el año pasado Hacks en HBO Max y recibieron una acogida muy celebrada. La serie fue nominada a todos los premios de la industria, incluyendo 15 Emmys (uno de los cuales ganó Jean Smart como Mejor Actriz de Comedia) y actualmente está emitiendo los episodios de su segunda temporada.
Enfrentamiento entre dos generaciones
La primera reunión entre Ava y Deborah sale pésimo, pero el respeto mutuo que desarrollan por sus ocurrencias ingeniosas permite que trabajen juntas.
Ava está preocupada por causas sociales y lo políticamente correcto: cree que el humor debe venir de lugares sinceros y personales. Deborah, con la experiencia de su lado, tiene una técnica más cruda y directa, pero que funciona. Estas diferencias están en la base de Hacks.
Lo que más le importa a la serie es la interacción entre ambas. A pesar de tener un reparto entretenido, todo se sostiene por lo que ellas se hacen o se dicen, así como el estado de su relación. Ava quiere ganarse a Deborah, y eso no quita que piense que sea un monstruo. Deborah cree que puede aprender un par de cosas de la joven, pero jamás lo admitiría.
En el intertanto, y entre muchas otras peripecias, las mujeres se hacen reír.
Hacks, una comedia sobre reír
A pesar de lo simple que eso suena, qué curioso es verlo. Las comedias en general muestran personajes graciosos, que no son tan graciosos en el universo de sus series. Sus chistes están dirigidos al público, por lo que entre ellos cualquier broma pasa como algo cotidiano. Los espectadores entendemos este código y lo aceptamos para entretenernos.
Pero Hacks no funciona del todo así.
Aquí el sentido del humor es un tema y uno serio. Ser graciosas es el trabajo de ambas protagonistas, por lo cual deben detectar cuando una línea está funcionando y cuando no. Esta agudeza y complicidad son lo más importante de su relación. Se felicitan cuando algo hace clic, se critican cuando son aburridas, se reconocen el talento, y se ríen al entender cómo funciona la mente de la otra.
Eso no quiere decir que la serie sea particularmente chistosa. Está lejos de ser desternillante o siquiera de intentarlo, optando más por un humor observacional que es generalmente sutil. Y, a pesar de provocar risas, lo que más la caracteriza es su gran corazón. Sus personajes entrañables que se encuentran y desencuentran, que tienen miedo de admitirse lo que sienten, pero que están ahí en los momentos difíciles. Que ocupan el humor como coraza, mecanismo de defensa o forma de seducción para no estar solos.
Son personajes que vemos hacerse reír. Y que nos recuerdan que, por más distintos que seamos, las risas compartidas delatan que tenemos cosas en común.
Nota de riesgo
Sus creadores están detrás de series como Broad City, Parks and Recreation y The Good Place, por lo que pueden imaginarse el tipo de comedia que es Hacks.
Es segura, accesible, tierna y conservadora, lo que no tiene absolutamente nada de malo.