Cuando entré a trabajar en una startup de finanzas como Fintual, jamás me imaginé haciendo clases sobre tipografía. Mucho menos a un grupo de futuras desarrolladoras y menos aún, en el fin del mundo hablando sobre una de las necesidades antropológicas más importantes: la comunidad.
Programando desde Puerto Natales
La FIN (Fintual Intensivo Natales) es un proyecto para potenciar a 10 futuras desarrolladoras (de una selección de +1000 postulaciones en Latam), que buscan perfeccionar sus habilidades en un intensivo de 3 meses en Puerto Natales. El objetivo es que vayan aprendiendo en la práctica, desarrollando un software OpenSource que incentive el Peer to Peer Learning y que podrá ser utilizado por escuelas, estudiantes o para futuras FINs. El proceso de trabajo iría al ritmo de Shape Up, con diferentes etapas y metas en cada ciclo de desarrollo.
¿De qué manera podía aportar yo desde lo que sé de diseño? Ahí estaba el desafío.
Después de haberme dado una vuelta por varias agencias, empresas, proyectos y estudios de diseño y publicidad, me pasaba que terminaba enemistado con uno que otro desarrollador. Básicamente, porque no hablamos el mismo lenguaje; en general la gente no sabe en qué consiste un proceso de diseño y algunos devs pecan al creer que tienen siempre la razón. Es difícil sostener una comunidad laboral así. Fintual es la gran excepción, sino, no estaría escribiendo esto.
La mentoría de diseño
La primera vez que fui a Natales por la FIN (Agosto), estaba recién partiendo la escuela y tenía muchas ganas de conocer los equipos que se estaban armando, más que nada para entender qué necesitaban aprender de un diseñador y cómo podría aportar en su aventura en mi rol de mentor.
Como buen diseñador, partí con un diagnóstico: no sabían bien qué significaba “un proceso de diseño” o cómo funcionaba nuestro equipo en Fintual, pero por sobre todo, noté que necesitaban herramientas para poder comunicarse bien al momento de desarrollar algo más visual de cara al usuario.
Ya cuando me tocó ir por segunda vez (finales de Septiembre), vi que estaban justamente en la etapa de front end y volviendo a reestructurar los equipos. Uniendo esos puntos, vi con más claridad los objetivos de la mentoría:
1. Definir nociones básicas de diseño.
2. Incentivar el trabajo en equipo.
3. Entregarles herramientas prácticas para trabajar front end.
La creatividad no es exclusiva de las disciplinas plásticas
Eran cerca de las 3 PM en Chile y ya iba en el avión desde Santiago a Punta Arenas, armando una presentación introductoria sobre mi trabajo y lo que hacemos en Fintual. Seguí avanzando en eso desde el bus a Puerto Natales hasta bien temprano del día en que tocaba presentarme formalmente.
Esa mañana del lunes conversamos sobre varias cosas: lo que es un proceso de diseño a partir de una metodología propia (Diagnóstico > Estrategia > Identidad > Comunicación); por qué que me carga que me digan “creativo” (todos creamos, desde el pan con palta que te armas hasta cómo solucionas un problema); intenté derribar el mito de que solo hacemos cosas visuales; y espero haber sembrado la semilla de que el diseño es comunicación, que la comunicación va de la mano con el lenguaje, el lenguaje escrito se conforma por palabras y las palabras se componen con… tipografías. Es decir, gran parte de comunicar en diseño se sustenta en la tipografía.
Construir en conjunto
Al día siguiente nos tocaba hacer una clase práctica y como ya estaban interesados en entender los canales de comunicación entre desarrolladores y diseñadores, nos metimos a trabajar en Figma. Pero necesitábamos una excusa para trabajar de manera práctica: descompuse el logo de la FIN en elementos geométricos básicos, armé una grilla y comenzamos a armar una tipografía entre todos los integrantes de la escuela.
Ellas armaron las letras básicas (desde la A a la Z) y yo seguí con los números y los caracteres básicos. Terminé de programar la tipografía en Glyphs y ahora por fin tenemos una fuente propia experimental, de uso libre y hecha 100% de manera colectiva.
Ya de vuelta a Santiago en el avión voy recordando lo entretenida que fue la clase, las preguntas que salieron entremedio, lo contagioso de su entusiasmo y lo mucho que aprendí en el proceso. Pero a mi juicio lo más importante: esto fue un ejercicio práctico en torno a la relación entre lenguaje y comunidad, lo importante de compartir nuestros saberes con los demás y cómo así vamos construyendo un lenguaje y una forma de comunicarnos para construir en conjunto, y qué mejor, desde el fin del mundo.
Aquí te dejo algunos ejemplos de lo que armamos con la tipografía:
Si quieres, puedes descargar la tipografía en este link.