Cuando leí que el eclipse total del 8 de abril que sucedió en el hemisferio norte podría generar 6 mil millones de dólares, se me vino a la cabeza una pregunta que he escuchado antes: si la luna demora 1 mes en dar la vuelta a la tierra ¿por qué no tenemos eclipses solares todos los meses? ¿Por qué es un evento tan único que moviliza la economía y el turismo?
Y es porque el eje de rotación de la luna alrededor de la Tierra está inclinado respecto al eje de rotación de la Tierra alrededor del Sol. Entonces hay veces que la Luna queda entre el Sol y la Tierra, y la sombra que se genera no alcanza a proyectarse sobre nuestro planeta.
De hecho, el máximo número de eclipses que podemos llegar a ver en un año es 5, pero en general suelen ser entre 2 y 4. La próxima vez que ocurran 5 eclipses visibles desde la tierra será el año 2206, aunque es un evento que tiene trade-offs: cuando existen muchos eclipses seguidos, la mayoría son parciales. En cambio, cuando hay pocos eclipses, la probabilidad de que estos sean totales aumenta.
Y algo que no muchos saben es que tenemos eclipses totales cada 18 meses en promedio, pero no todos podemos verlos: la franja de sombra proyectada por un eclipse en la Tierra es bastante delgada, y es muy probable que pase por el mar. Por eso se dice que es un fenómeno con alta ocurrencia astronómica, pero que las personas no pueden percibir con tanta frecuencia.
En 1715 Edmund Haley quiso poner a prueba la ley de gravitación universal de Isaac Newton, y la usó para predecir la hora y ubicación de un eclipse solar. Con esto notó que los eclipses solares a lo largo de los años se van desfasando, y esto solo se puede explicar por tres cosas: con los años la Luna se va alejando de la Tierra, la Tierra se va alejando del Sol, y además, la Tierra va girando más lento.
Con mediciones de LASERs (acrónimo de Light Amplification by Stimulated Emission of Radiation) que pueden medir la distancia entre la Tierra y la Luna, se demostró que la Luna se aleja 38mm de nosotros al año. Eso implica que en algún momento ya no vamos a poder ver ningún eclipse. Pero no se preocupen, faltan muchos años para eso (620 millones de años aproximadamente), aunque admito que es tentador imaginar el marketing de “el último eclipse del mundo”.
Por qué a veces los eclipses son tan decepcionantes: la diferencia entre eclipse total y eclipse parcial.
La canción más popular sobre el tema, Total eclipse of the heart de Bonnie Tyler, tiene muy clara la diferencia entre un eclipse total y uno parcial.
Y es que es muy grande: se dice que ver un eclipse al 99% es como escuchar un concierto desde afuera del estadio, en cambio, ver un eclipse solar total (al 100%) sería estar adentro, con el mejor sonido, la euforia de la gente, poder ver a los músicos…. El escritor Tim Urban notó esa diferencia cuando el 2017 no fue a la zona de Estados Unidos donde pasaba el eclipse total porque en sus propias palabras “tenía cosas que hacer” en NY. Le dio flojera.
Así que decidió vivir la versión parcial y concluyó que era totalmente desabrida, mientras en redes sociales se comentaban sensaciones espectaculares. ¿Eran mentiras de las personas para sentirse especiales y generar FOMO? Al parecer no: los que postearon estas reflexiones de que el eclipse les cambió la vida, eran los que habían visto el eclipse al 100%. Así que finalmente Tim decidió este año “perseguir” el eclipse total y vengarse de la pésima decisión que tomó el 2017, contando su experiencia:
Cuando estás en un eclipse total, la temperatura disminuye abruptamente, los insectos se alteran y cambian los patrones de sus sonidos, o incluso pueden “quedarse mudos”. El color de la luz no se parece a nada que hayas visto antes, se percibe un color de luz café, amarillento, muy diferente al tono de luz que existe al amanecer o al atardecer. Estos son fenómenos efímeros pero intensos: un eclipse total puede durar entre 10 segundos hasta aproximadamente 7.5 minutos.
Gonzalo Mena, PhD en estadística de la Universidad de Columbia y escritor de Fintualist, nos mandó un video de su percepción del eclipse inmediatamente justo después de haberlo vivido:
Y como dice Gonzalo, parece ser una de esas experiencias inefables, que no se logra capturar bien en fotos ni en palabras. Por eso hay personas como Tim Urban que no se convencen de ir y sospechan que todas las gracias que se cuentan sobre el eclipse pueden ser “exageradas”.
El premio de consuelo: las gracias del eclipse parcial
Aunque pareciera que todo lo mágico de un eclipse solo se vive con un eclipse total, hay fenómenos interesantes que pueden observarse durante un eclipse parcial, y cuando se entienden bien, te aseguro que pasan a ser algo un poco mejor que “un premio de consuelo”.
Por ejemplo, un fenómeno muy notorio y que se suele ver mucho en instagram, son esos patrones de medias lunas que se ven entre las sombras.
Esto se conoce como el efecto de proyector de agujero (cámara estenopeica). En teoría, cada vez que nosotros, a cierta distancia, vemos pasar una fuente de luz a través de un pequeño agujero, deberíamos poder ver la forma exacta de la fuente de luz. El problema es que eso no pasa con el sol porque la estrella gigante produce demasiada y rebota en muchas partes. A eso se le llama “luz ambiental” y es lo que hace que las sombras se vean con bordes difuminados.
En la fase parcial de un eclipse, la luz del sol se reduce levemente, pero la luz ambiental disminuye muchísimo, y por eso las sombras proyectadas por el sol son más claras y definidas, permitiendo ver con claridad la forma de la fuente de luz: en este caso, la del eclipse solar. Este post de Instagram lo explica bastante bien
Julia, diseñadora industrial que trabaja en Fintual México, justo antes del eclipse de la semana pasada fabricó algunas cámaras estenopeicas sencillas para poder percibir el eclipse mirando de la forma de la fuente de luz:
“Según un tutorial de Youtube necesitábamos una caja, papel aluminio, tijeras y una hoja blanca. Armamos 3 cajas en 10 minutos y fue de lo más fácil: hay que cortar una ventana en un costado de la caja, otra en la tapa superior, cubrir la segunda ventana con papel aluminio y hacer un orificio pequeño en el centro de este con una tachuela. Poner una hoja blanca en la base desde la primera ventana y listo. Yo estaba escéptica, subimos al rooftop a probarlas y para mi sorpresa, de verdad funcionaron. Fue bien llamativo ver esa “media luna”(que realmente era la proyección del sol) dibujada dentro de la caja cada vez más menguada.
Estas cajas son tecnología de punta avalada por la NASA (en serio)”, nos explicó Julia.
Pero queda una duda sobre el boom económico que generan los eclipses totales: si son tan difíciles de representar con palabras y fotos, ¿por qué las personas se arriesgan a gastar mucho dinero para vivir la experiencia, si a través de sus registros no queda claro que valga la pena? Hay pistas de que sí lo vale en relevancia histórica: desde los inicios de la humanidad los eclipses han alimentado la mitología y el arte.
Y si hablamos de cómo los eclipses se viven en la cultura popular no podemos dejar de recordar el día en que se pusieron a cantar el himno nacional chileno durante el clímax del eclipse. Hoy en día es más fácil explicar cómo funciona este fenómeno astronómico que la razón detrás de cantar el himno en ese momento.
La historia y mitología de los eclipses que atrae a miles de personas a querer vivir la experiencia.
Para las culturas antiguas, lo que pasaba en el cielo era clave para organizar sus calendarios: el cielo era como el Planner de la época que les decía cuándo cosechar alimento o prepararse para una migración. Fue por esa necesidad bien práctica que a las personas les interesaba entender fenómenos como los eclipses.
El primer registro que se le atribuye a un eclipse es un petroglifo celta del año 3340 AC, donde puede observarse el cielo, el Sol y algo que puede ser la Luna sobre el Sol
Otro registro que se tiene sobre los eclipses es de China en 2136 AC, donde se conoce la relevancia del arte de predecir eclipses. Incluso existe un caso donde se dio muerte a un par de astrónomos por no haber acertado en su predicción: al emperador no le quedó de otra que enterarse de que el eclipse estaba sucediendo porque la gente afuera estaba caceroleando para ahuyentar “al dragón que se estaba comiendo al sol”.
Incluso ha jugado un papel en guerras: en 585 AC, el eclipse durante una batalla entre lidios y medos se usó como un presagio para terminar el enfrentamiento.
Hay registros que datan del siglo 11 en el códice de Dresde, el texto Maya donde se detallan muchos estudios astronómicos y sus interpretaciones religiosas. Ahí se pueden ver dos cosas:
1) que los mayas tenían la capacidad de predecir eclipses
2) era una creencia maya de que el atardecer significaba muerte, y un eclipse era signo de destrucción cataclísmica. Por eso, para contrarrestar esa destrucción, el rey hacía rituales donde ofrendaba su propia sangre a los dioses. No pocas personas murieron por los eclipses.
Años después, en el siglo 17, Johannes Kepler sería el primero en desarrollar métodos matemáticos para describir cómo la luna pasaba delante del sol
Uno de los eclipses más famosos en la historia fue el Eclipse de Ellington, 29 mayo 1919, que se usó para comprobar empíricamente la teoría de la relatividad general de Einstein. La teoría decía que objetos masivos eran capaces de curvar el espacio alrededor de ellos, distorsionando el trayecto de la luz, que de lo contrario viajaría en línea recta. Para hacer la comprobación, se observó una región del espacio y se registró la posición de ciertas estrellas. Después se observó la misma zona, pero alrededor del Sol eclipsado y las estrellas habían cambiado su posición: el camino de la luz había cambiado su trayecto por la curvatura que ejerció el Sol en el espacio.
Dónde y cuándo ver el próximo eclipse solar total
Si es que logramos que te interese vivir la experiencia de los eclipses, puedes revisar https://www.weather.gov/fsd/suneclipse donde se tiene información de los eclipses que se vienen los próximos 5 años. Y el próximo eclipse solar total será el 12 de Agosto del 2026 y se va a poder ver desde el ártico: Groenlandia, España e Islandia. Por suerte al menos hay harto tiempo para ahorrar para ese viaje.
Mucha de la información fue obtenida desde el podcast Jugo de Ciencia, protagonizado por Elise Servajean y José Utreras. Agradecido de encontrar un lugar tan ameno y entretenido para aprender sobre Ciencia.