En el post anterior les conté sobre la hermosa sorpresa que nos tenía la cordillera. ¡Un hermoso cachorro de gato andino había nacido en la cordillera de Santiago! Y lo teníamos registrado en video desde que tenía tan solo un par de meses. Increíble pensar que hace un año no se sabía que este felino habitaba esta zona, y ahora acá estábamos, siguiendo a una mamá con cachorros en un hermoso proyecto.
Ciertamente nos sentíamos muy privilegiados por estar grabando estas maravillas, sin embargo, pasaron varios meses sin registros nuevos del cachorro. Esperábamos lo peor. ¿Por qué tan pesimistas? Es común que en la naturaleza los cachorros de muchas especies no lleguen a la adultez debido a las dificultades propias del medio silvestre. Por muy triste que fuera, no era tan extraño pensar que el cachorro no lo hubiera logrado.
Instalamos varias cámaras en los alrededores y subimos muchas veces al cerro buscando huellas o signos, con la esperanza de captar a esta joven familia felina. Los meses pasaban y no teníamos nuevos registros. Cinco largos meses hasta que, en el mismo lugar donde registramos al cachorro por primera vez, ¡los encontramos nuevamente! El escurridizo cachorro reapareció en un hermoso video a plena luz del día, en el que se puede observar que está en excelente estado, prácticamente irreconocible por su gran tamaño: ya casi del porte de la mamá.
Ya no era un pequeño cachorro entusiasta, torpe e inexperto, ahora era un gato andino hermoso, sano y muy ágil, como lo deja claro en el video.
En el comienzo del video también se ve algo muy interesante: el cachorro estaba lamiendo la nieve. Ahora sabíamos que ellos pueden utilizar la nieve para hidratarse, algo fundamental en un cerro cada año más seco.
El cachorro estaba tan grande que incluso parecía otro gato. Sin embargo, logramos identificarlo por las manchas en su cuerpo, en específico de su cola. Estas manchas son como una especie de huella digital única, y con ellas hemos podido detectar que hay al menos 4 gatos andinos deambulando por la sierra de Ramón.
Esos cinco meses sin registros de la familia nos muestran que por más esfuerzo que hayamos hecho, nos falta mucho por conocer con respecto a sus rutas de movimiento. No sabemos dónde se habrán ido ese tiempo, pero seguiremos ampliando la red de monitoreo hasta tener cubierta la totalidad de su rango de hogar.
Como les conté en el post anterior, ni siquiera hay información sobre cuánto tiempo los cachorros de gato andino conviven con su mamá antes de independizarse. Así que este seguimiento del cachorro es mucho más que deleitarse con la belleza de los videos: estamos generando información nueva para esta especie, y si queremos conservarla es fundamental conocer lo más posible sobre ella.
Luego de este reencuentro con la familia felina, intentamos subir varias veces más a revisar las cámaras. Lamentablemente, todo se dificultó por las nevazones del invierno, una de las mayores de los últimos años. Es increíble lo mucho que nieva allá arriba; más de lo que anticipamos. De hecho, la mayoría de las cámaras quedaron totalmente cubiertas. El clima es sorprendentemente distinto al de la ciudad, y a pesar de estar a solo unos 3 kilómetros de distancia, se siente el clima de cordillera muy presente.
Hay tanta nieve que parece improbable que los gatos se mantengan en esta área. ¿A dónde se irán cuando los roqueríos están tapados de nieve? La respuesta más evidente es que bajan; sin embargo, un poco más abajo empieza la ciudad, y antes el bosque esclerófilo con quillayes y boldos, entre otras especies. ¿Será posible que el gato andino tenga que bajar a estos ambientes en invierno, en los cuales no hay registro de su presencia? No lo sabemos pero son preguntas que nos motivan a seguir trabajando.
Estas grandes nevazones de invierno, a pesar de dificultar las labores de instalación y revisión de cámaras, nos alegran mucho porque llenan de agua el cerro. Agua que está generando una primavera llena de colores y pasto para las vizcachas, y en consecuencia abundantes presas para los gatos andinos. Esta primavera 2022 es un año ideal para que el cachorro comience su vida de adulto independiente y le deseamos lo mejor en su vida que recién comienza. ¡Ojalá que establezca su territorio propio cerca de donde tengamos muchas cámaras para seguir deleitándonos con su belleza!
¿Y qué esperamos de este proyecto a futuro? Bueno, de acá en adelante esperamos continuar con el monitoreo de forma indefinida, con más y mejores cámaras trampa, realizar una publicación científica al respecto; soñamos también con hacer un documental y seguir adentrándonos en la vida de esta apasionante población de gatos andinos santiaguinos, para así cumplir con el objetivo último del proyecto: aportar a la conservación, no solo de la especie sino de todo el ecosistema de montaña que alberga a especies como el gato andino, pero también muchas otras igual de apasionantes.
Todos estos secretos que nos ha ido mostrando este lugar nos hacen pensar en la gran maravilla natural que es la cordillera de los andes. Una gran protectora, que con su clima duro y difícil acceso conserva una biodiversidad única, inclusive al lado de las grandes ciudades. Es labor de todos luchar por conservar este ecosistema para que nuestros hijos, nietos y bisnietos puedan mirar la cordillera desde la ciudad y tener la satisfacción de que, a pesar de que no lo veamos, ahí sigue existiendo el gato andino, el fantasma de los andes.
Quería agradecer a todos los que han aportado y han sido parte del proyecto de alguna u otra forma: Javi, Santi, Rocío, Pati, Nathan, Alonso Salazar, a la Alianza gato andino y al equipo de Fintual. Si quieren saber más sobre el proyecto, estaré subiendo actualizaciones en mi instagram @bernardosegurafoto y a través de Fintualist. Si quieren conocer más de la especie y las acciones que se están tomando para conservarla, pueden ingresar a la página de la alianza gato andino https://gatoandino.org.
Si quieres puedes leer la primera y la segunda parte de esta triología aquí: