En un lado, la película más grande de la temporada. En el otro, una épica de tres horas sobre la mayor explosión de la historia. Películas muy distintas se estrenaron el mismo día y buscaban captar la mayor cantidad de público posible.
Lo que se vendió como una contienda sin precedentes tuvo una de las campañas publicitarias más exageradas del último tiempo, que terminó emocionando a los mismos clientes, que contribuyeron con aportes, diseños y propaganda. La gente seguía de cerca el interés que se creaba en distintos sectores por cada película y vaticinaban quién saldría victorioso.
Incluso si no te interesa el cine, sabías que algo estaba pasando. Y si no eras el público objetivo de ninguna de estas dos películas, probablemente lograron llamar tu atención e incluso hacerte comprar una entrada.
Cuando el año pasado se anunció que tanto Barbie como Oppenheimer serían estrenadas el mismo día, se alzaron muchas cejas en un estado de confusión. Hollywood es completamente averso al riesgo y una jugada como esta auguraba que una de las dos películas, que esperaban ser éxitos de taquilla, caería víctima ante la popularidad de la otra.
Pero pasó todo lo contrario. Ambos se convirtieron en triunfos rotundos.
Cuando llegó el gran día, la gente acudió en masa vestida de rosado a ser parte de un fenómeno que se había visto antes solo con franquicias como Star Wars o Avengers.
Y, afortunadamente, terminó con un final feliz: todos ganamos.
Analicemos cada apartado en que se midieron ambos blockbusters.
Taquilla: Barbie duplica a Oppy
No era difícil predecir que el fin de semana en que se estrenó Barbenheimer sería el más lucrativo del 2023. La pregunta era cuánto podrían recaudar ambas cintas.
El primer fin de semana de exhibición, crucial para calificar el éxito de una película, vio a Barbie recaudar más de 155 millones de dólares, convirtiéndose en la película dirigida por una mujer con el opening day más alto de la historia. Oppenheimer, por su lado, juntó sobre 80 millones en Estados Unidos, el segundo biopic más exitoso de todos (después de American Sniper), pero muy detrás de su competidora.
Oppenheimer tenía las dificultades de tratar un tema más denso y de tener la calificación “R”, que solo permite que mayores de edad la viesen, y se volvió el estreno para mayores de 18 más alto desde Joker el 2019.
Día a día se están revisando los hitos que ambas cintas superan. El que más nos gusta: es la primera vez en la historia en que dos películas abren con más de 80 millones cada una. Quizás no era una competencia.
Hasta el último registro a fines de julio, Barbie ha recaudado 578 millones de dólares internacionalmente (se predice que llegará a los mil millones) y Oppenheimer 253.
Crítica: Oppenheimer se impone ante Barbie
Ok, una cosa son los números. Pero no se podría hablar de éxito si es que las películas fuesen una basura. Tanto Gerwig como Nolan necesitaban que sus pequeños fueran queridos por el público pero también apreciados por la crítica.
Y así fue. Ambos directores están acostumbrados a que sus filmografía sea bien recibida y Barbie y Oppenheimer continuaron esta racha.
La primera fue aplaudida por su humor e ingenio, logrando trascender la razón netamente comercial de su existencia. Más que un comercial de juguetes, la crítica cree que logró enviar como un caballo de Troya un mensaje feminista y antipatriarcal en un producto masivo. Las actuaciones fueron alabadas —particularmente la de Ryan Gosling, de seguro nominado al Oscar—, así como los vestuarios y la producción.
La última de Nolan, por su parte, cosechó críticas aún mejores. Es considerada una película titánica, tres horas de emoción pura y un logro técnico impresionante. Las actuaciones también fueron aplaudidas —Robert Downey Jr seguro competirá contra Gosling—, el montaje fue muy comentado y básicamente cada apartado técnico se tildó de sobresaliente.
Controversias, por supuesto
Iba a ser que no. En esta época, todo se analiza bajo un microscopio, y los dos productos culturales más consumidos no iban a ser la excepción.
Barbie está siendo muy criticada por sectores conservadores por impulsar una agenda “woke”, reírse de los hombres y forzar un mensaje feminista en el mainstream. Voceros han llamado a boicotear la película y han organizado quemas masivas de la famosa muñeca.
Oppenheimer, por su lado, ha despertado quejas por suprimir la visión japonesa de su relato. Al centrarse exclusivamente en personajes norteamericanos, excluye la perspectiva de las verdaderas víctimas de la bomba nuclear, y muchos críticos creen que se ha vuelto a priorizar la perspectiva de un hombre blanco y estadounidense por encima de aquellos que fueron afectados por él.
Independiente de eso, las películas no se han visto realmente perjudicadas por esto. Al contrario, han hecho que la conversación en torno a ellas continúe y se fortalezca. Y así siguen ganando.
El futuro y los verdaderos ganadores: nosotros
Desde que el streaming se ha impuesto, los más paranoicos auguran el fin del cine. Con el COVID, la taquilla tuvo sus peores años, un descenso en el interés y la capacidad de ir a ver películas que solo recientemente se ha empezado a revertir.
El año pasado Top Gun: Maverick y Avatar 2 fueron consideradas las salvadoras de la experiencia de ir al cine y muchos ejecutivos y escépticos respiraron aliviados. Con Barbenheimer, se reafirma que el cine sigue vivo.
Mejor aún, se comprueba que dos películas estrenadas el mismo día pueden ser exitosas sin que una tenga que derrotar a la competencia. Tanto los productores de Barbie como los de Oppenheimer abrazaron esta supuesta rivalidad, lo que significó en un aumento de publicidad para ambas cintas. Los equipos detrás de ellas promovían que la gente fuese a ver ambas, y fue muy común ver a personas vestidas de rosado viendo un drama histórico de hombres con traje.
Es un cambio en la manera de hacer publicidad. Si antes se intentaba que dos películas comerciales no compitieran, a partir de ahora seguro veremos cómo esta estrategia vuelve a ser implementada. Pero probablemente no se dará de esta forma de nuevo.
Mattel ya anunció que creará un universo cinematográfico de más productos (atentos a Polly Pocket dirigida por Lena Dunham, en serio) y, aunque difícilmente pueda hacerse una secuela de Oppenheimer, de seguro se dejará de ver un biopic sobre un hecho histórico como una película de nicho.
Finalmente la lección que le enviamos las audiencias a Hollywood fue simple: si nos entregan contenido original, con directores comprometidos, la gente acudirá a las salas. Barbenheimer es un mensaje que dice que la de superhéroes de turno o la secuela animada no son las únicas películas que pueden recaudar dinero; y que las estrategias de publicidad pueden funcionar si se arriesgan, son innovadoras y proponen desafíos lúdicos a su público.
Fue una maniobra arriesgada, pero que despertó el interés de la gente y demostró que los cines no se irán a ninguna parte.