Decía el poeta José María Rilke: "Hammershøi no es de esos artistas de los que se puede hablar con rapidez. Su obra es extensa y lenta, y en cualquier momento que uno la comprenda, siempre brindará la oportunidad de hablar de lo importante y esencial del arte."
Algo así como un buen vino o un gusto adquirido. Así es la pintura de este pintor danés. Algo que hay que digerir con calma, degustar con tiempo. Si intentas absorberlo rápidamente, quedarás con un sabor extraño en el paladar.
Puede ser por su tendencia a evitar colores brillantes y su preferencia constante por el gris y otros colores opacos. También por la temática más recurrente de sus pinturas: personas en interiores muy ascéticos, que transmiten un cierto misterio que no se termina de revelar del todo; una tensión suave pero resistente. Y claro, el clima en Copenhague, donde nació y vivió casi toda su vida, un poco lo invitaba a pintar interiores. Por algo su casa es el escenario de la mayoría de sus pinturas e incluso su mujer es la modelo que más se repite.
Incluso cuando pintaba exteriores lo hacía bajo una luz levemente sombría –por eso le gustaba tanto Londres, donde la niebla y el smog se acoplaban muy bien a su estilo– y casi siempre sin personas alrededor de los edificios.






Su mujer de espaldas a "la cámara", vestida de tonos oscuros y sobrios, todo muy protestante, la casa de murallas grises una tenue luz que entra por la ventana. Las pinturas transmiten un silencio que a muchos les molesta, pero como decía Rilke, se presta muy bien para tener conversaciones profundas si nos damos el tiempo.
En el 2005, el comediante inglés Michael Palin –miembro del Monty Python–, obsesionado con las pinturas de Hammershoi, filmó un documental donde intenta seguirle la pista a este sobrio pintor danés. Se da vueltas por los museos londinenses, holandeses y daneses. Su objetivo era encontrar la explicación al misterio inherente a las pinturas de Vilhelm en la biografía del pintor.
La frase con la que termina el documental es bastante reveladora:
Ahora tendemos a querer conocer a nuestros artistas, a esperar que nos lo revelen todo antes de poder juzgar adecuadamente su obra. Creo que la clave para entender a Hammersøi es que deliberadamente no quería que lo conociéramos. Era un artista. Pintaba. El resto es silencio.