Soy Diana, ingeniero químico (o como dicen ahora “ingeniera química”; a mí la verdad, esa semántica me da lo mismo) y me jubilé a los 58 años: 2 antes de lo que corresponde.
Bueno, en realidad solo dejé de trabajar, todavía no me he jubilado legalmente. Tal vez lo correcto sería decir que “me retiré”.
Soy asidua lectora del Fintualist y veo que mucho se habla de cómo planificar tu jubilación, pero no tanto de ¿cómo lo hago cuando ya tomé la decisión? Y por eso, quise escribir sobre mi experiencia sobre cómo logré dejar de trabajar antes de los 60 años.
Los primeros ahorros: la Cuenta 2
Empecé a trabajar más tarde que varios de mi generación: a los 27 años. Mi hija menor tenía 6 meses y la mayor algo más de 2 años. Entendiblemente, en los comienzos no podía ahorrar mucho porque todo se iba al cuidado de las niñas, pero aún así a los pocos meses de estar trabajando pude tener un poco de plata disponible (unos $50.000). Ahora estaba la pregunta: ¿Dónde ahorrarlo?
Mi idea era tener un saldo guardado por cualquier emergencia; si no existía ninguna, era plata que podía usar para irnos de vacaciones a fin de año. En ese tiempo, la mentalidad era más de guardar plata para no gastarla, que buscar la alternativa con las mejores rentabilidades. Las alternativas no eran muchas: podías tener cuentas de ahorro en el banco, algunos ya te dejaban invertir en depósitos a plazo, o podías ahorrar en tu AFP.
Yo decidí lo segundo y meterlo en la Cuenta 2. ¿Qué es la Cuenta 2? Una cuenta que ofrecen las AFP adicional a la cuenta de ahorro obligatoria; se invierte en los mismos fondos que ella pero que permite retiros antes de jubilar. Tiene varias ventajas: se puede liquidar fácil, no tiene tope de depósito mensual y tiene un rendimiento decente. El problema es que no puedes sacar todo lo que quieras cuando quieras, solo tienes algunos giros gratis (sin comisión al año). Eso para mí fue una ventaja, porque me permitió mantenerme comprometida con ese ahorro y solo usarlo una vez al año, para irnos de vacaciones.
Durante estos años en que yo lograba mantener mis niveles de ahorro, varios de mis colegas cambiaban el auto con una frecuencia que a mí me parecía totalmente innecesaria, se compraban casas en la playa o se iban de vacaciones al extranjero. Probablemente varios de ellos también ahorraban, aunque claramente teníamos diferencia de criterios: la primera vez que cambié el auto yo estaba “chocha” y un colega indignado me dijo que ese “no era un auto para un gerente de la empresa”. Bueno, la verdad es que sí, pasé de un auto que tuve por 10 años a otro que me duró poco porque resultó bien malo. ¿Pero de verdad existen “autos de gerente”? Para mí lo importante aquí es que ahorrar generalmente implica algún sacrificio, y que deben estar en línea con los objetivos personales.
Ahorros adicionales: las ventajas del APV
Luego de varios años de trabajar y gracias a que mi sueldo fue subiendo, tuve un monto adicional para ahorrar. Me topé con la misma pregunta ¿dónde ahorrarlo? ¿Me conviene aumentar el ahorro en la Cuenta 2, o habrá algo que sea mejor?
El saldo de emergencia estaba funcionando bien, así que podía dar el siguiente paso: ahorrar para mi jubilación con el Ahorro Previsional Voluntario (APV) y aprovechar el beneficio tributario (si no sabes de qué te estoy hablando, te dejo un artículo con las diferencias entre Cuenta 2 y APV, y sus beneficios).
Como te decía antes, una de las ventajas de la Cuenta 2 era que no podía retirarlo tan fácil, me obligaba de cierta manera a dejarlo ahí. Por suerte, el APV tiene un mecanismo similar:puedes pedirle a tu empleador que lo descuente antes del pago del sueldo (o pagarlo tú mismo una vez recibes el sueldo) y además, si decides retirarlo antes de jubilar, pierdes el beneficio estatal.
Sin embargo, el ahorro en la Cuenta 2 siempre lo mantuve, bien fuese un pequeño monto mensual o una parte de los bonos por desempeño que otorgaban la mayoría de las empresas donde trabajé.
A medida que aumentaba mi sueldo, la pregunta de dónde meter la plata era constante: siempre mantener un fondo “por si acaso” y, todo lo que sobrara, al APV hasta maximizar el beneficio permitido por ley. Lo mantuve simple.
Los últimos ahorros: Fintual y el Depósito Convenido
Como probablemente le pasa a varios, mientras más viejos, mejor es el sueldo. También fue mi caso. En lugar de comprar una casa en la playa (que, no lo niego, igual ahora sería rico tener) además de mantener el APV en el tope máximo y seguir metiendo algo en la Cuenta 2, comencé a ahorrar en un depósito convenido en mi AFP, dinero que se descontaba directamente del sueldo antes de impuesto (y que también puedes tener en Fintual).
Por último, agregué a Fintual dentro de mis inversiones: empecé con un fondo de emergencia similar al de la Cuenta 2 y fui creando objetivos a medida que los necesitara. El principal: un objetivo para mantenerme apenas quisiera dejar de trabajar. Me mantuve 6 años en ese cargo y el 2021, después de la pandemia, tiempo durante el cual descubrimos con mi marido que nos encanta estar gran parte del día juntos, pude decidir dejar de trabajar. Afortunadamente, lo pude decidir porque gracias a mi constancia en el ahorro, puedo vivir de mis ahorros y, hoy en día, buscar la mejor alternativa para jubilarme.

Quizás alguien se pregunte por qué aún no me he jubilado legalmente si ya han pasado 4 años. Bueno, hay varias razones, pero la primera y más relevante es que recién tengo 61 (una lola) y, mientras más espere para jubilarme, mayor será mi pensión. ¿Con qué dinero he podido mantenerme? Mi querida Cuenta 2 y las ganancias de mi inversión en Fintual.
¿Qué viene ahora? Buscar la mejor alternativa de jubilación, para aprovechar al máximo las franquicias tributarias y asegurar el ingreso necesario para los siguientes 20-30 años.