Necesitábamos nieve falsa para crear la ilusión de una tormenta de invierno. Compramos esa que viene en spray, pero quería tener más opciones.
Caminé al supermercado mientras buscaba en YouTube cómo hacer nieve. Terminé viendo tutoriales que seguramente miles de niños vieron buscando entretención durante el encierro. Uno de los más vistos recomendaba usar el relleno de los pañales, pero la solución que más me gustó necesitaba maicena y crema de afeitar. Las compré.
El lunes empezamos a grabar. Cuando llegó el momento seguí las instrucciones para hacer la nieve, no funcionó mucho. Era como una plasticina muy blandita, pero no servía para imitar una tormenta, la usamos para la ilusión de nieve acumulada en el techo. Por suerte el spray funcionaba perfecto. Grabando se veía todo muy lindo, solo había que tener cuidado que no le cayera espuma a la cámara y cruzar los dedos para que no se acabara la nieve.
Apenas empezábamos a grabar hacíamos caer la nieve. Pero cuando faltaban algunos planos se acabó el spray. Terminamos tirando maicena sola encima, pueden verla caer en el minuto 1:14.
Hacer un video o una película requiere tiempo, dedicación y paciencia de varias personas.
En la película El Resplandor, Stanley Kubrick rompió el récord Guinness por la mayor cantidad de tomas de una sola escena. En una conversación que dura casi 5 minutos en la película Halloran, el cocinero del hotel le explica a Danny (el niño) qué es el resplandor. Los actores repitieron 148 veces el mismo diálogo hasta que el director estuvo satisfecho.
Noah Baumbach (el director de historia de un matrimonio) para el rodaje de Frances Ha se demoró dos horas en grabar una escena en que Frances y Sophie discuten en el baño durante una fiesta. Hizo 42 tomas de una conversación que dura 28 segundos en la película.
Cada vez que se dice acción se da inicio a una orquesta silenciosa. Imagina mirar desde arriba la coordinación del equipo de arte que arma el set, el equipo de foto que ilumina, las personas de sonido que marcan el movimiento del micrófono… Todos se ponen a prueba una y otra vez hasta que los detalles en conjunto logran una ilusión: lo que no se ve en la cámara no existe. Ahí recién llaman a los actores para que hagan su trabajo.
A veces los actores lo hacen bien, pero falla la cámara, se ve el micrófono, pasa un camión o alguien aparece en un reflejo y hay que repetir. Ese tipo de errores en general no los vemos en las películas, pero en algunas ocasiones nadie se da cuenta o se dejan igual porque todo lo demás salió bien. Como el vaso de Starbucks apareció colado en una escena de Game of Thrones.
Y eso es solo para un plano o encuadre, normalmente una escena tiene por lo menos dos o tres planos. Por ejemplo esta escena de Big little lies (spoilers) está grabada a dos planos, uno de la sicóloga y el otro de Nicole Kidman. Para cada uno de esos planos las actrices tuvieron que actuar la escena completa.
Imagina estar en ese set, escuchando una y otra vez las mismas frases. Viendo que en cada intento algo falla. Cuando terminan de grabar escuchas a la directora o director dar instrucciones para el próximo intento, te empiezas a aburrir, a desesperar. Pero hay que ser paciente, al final esperar y hacerlo de nuevo solo puede dar buenos resultados. Para mí es adrenalínico, ver el esfuerzo del equipo para que todo salga bien, fallar e intentarlo de nuevo. Cuando logras obtener lo que quieres dan ganas de celebrar.