China vs. India: ¿el fin del crecimiento?

Este año India superó a China como el país con la mayor población del mundo.

¿Por qué el crecimiento demográfico es importante?

Mientras más grande es un país, más relevante es para la economía global.

A medida que un país crece, también crece la cantidad de bienes y servicios que provee al mundo. Además, si crece su clase media, aumenta la demanda por nuevos productos. De esta manera, los cambios demográficos a gran escala cambian la dinámica económica a nivel global.

A mayor crecimiento de la población, mayor es el crecimiento de la economía.

Esta es la regla 101 en macroeconomía, y viene del modelo de Solow, ganador del premio Nobel de economía del año 1987.

En términos simples, el modelo explica que el producto interno bruto (PIB) de un país, denominado por la letra Y, se da por los siguientes factores:

Capital (K): Cosas como máquinas, edificios y herramientas que los trabajadores utilizan para producir bienes y servicios.

Tecnología (A): El conocimiento y métodos utilizados para producir bienes y servicios. Esto no se trata solo de dispositivos, sino de cuán eficientemente podemos producir cosas. A este término también se le conoce como PTF, o Productividad Total de Factores.

Mano de obra (L): Representa el número de trabajadores en la economía.

De esta manera:

$$Y = A K^{\alpha} L^{(1-\alpha)}$$

Donde α representa qué tanto pesa el capital en la producción.

De este modelo se desprende que el crecimiento económico viene del crecimiento de los factores mencionados. En particular, el aumento de la mano de obra corresponde al crecimiento demográfico. Por lo tanto, a mayor población, mayor es el crecimiento económico. Es por esto que usualmente los economistas sugieren que las economías emergentes crecen más que los países desarrollados, ya que su población crece a una mayor tasa.

Sin embargo, tal como muestra el modelo, el crecimiento demográfico no lo es todo.

China vs. India

Un ejemplo que refleja la importancia de los otros factores (capital y tecnología), es precisamente el caso de India y China. Si bien en los últimos 30 años, la población de India ha incrementado a una mayor tasa que la de China, el crecimiento económico de China ha sido mayor.

El siguiente gráfico muestra el crecimiento demográfico (línea azul) y el crecimiento económico (línea celeste) de India relativo a China (o sea, India - China).

Como se puede ver, aunque la población de India ha crecido a un mayor ritmo (1.5% vs 0.6% anual), el crecimiento económico de India ha ido en declive en relación a China (9% vs 14% anual nominal). Es más, India pasó a China como el país más poblado, pero su PIB es con suerte 1/5 del de China.

¿Por qué China ha crecido más que India?

La razón está en el modelo de Solow. Es cierto que el crecimiento demográfico ayuda a los países a crecer, pero falta tomar en cuenta otros factores como la acumulación del capital y la productividad total de factores.

En el siguiente gráfico, tomamos datos del UKRI y reconstruimos el crecimiento de la acumulación de capital y la productividad total de factores (tecnología) para China e India. En los últimos 30 años, la acumulación de capital explica la mayor parte del desacople en el crecimiento de China e India. Por un lado, China acumuló capital a una tasa de 12% anual, mientras India a un 7%. Por otro lado, el incremento en productividad de ambos fue más o menos similar (≈ 1% anual).

¿Por qué China acumuló un stock de capital tan grande?

En 1970, bajo el liderazgo de Deng Xiaoping, China comenzó a implementar sus reformas económicas liberales. Estas reformas le dieron una ventaja inicial de casi 20 años sobre la India, que comenzó a liberalizar su economía a principios de la década de 1990.

Las primeras reformas de China fueron amplias, centradas en atraer inversión extranjera, desarrollar industrias orientadas a la exportación y reformar las empresas estatales. Naturalmente, esta industrialización incrementó la productividad total de factores y además atrajo inversión extranjera, la cual impulsó aún más a la acumulación de capital.

Además, China es un país reconocido por tener una alta tasa de ahorro (45% del PIB vs. un 30% en India), la cual también impacta fuertemente en el modelo de Solow a través de la reinversión. En el largo plazo, esto hizo que China tomara la delantera en la industria tecnológica, y como resultado, hoy China cuenta con empresas gigantes tecnológicas, como Tencent, Alibaba o Huawei, que le compiten a las grandes compañías estadounidenses.

Como sea, ejemplos como el de India hay varios. Otro clásico es el que sucedió con las economías africanas durante la segunda mitad del siglo XX, donde tuvieron un aumento poblacional significativo, pero su crecimiento económico fue prácticamente nulo.

El fin del crecimiento

Luego de toda esta discusión, una pregunta natural es si podemos crecer para siempre.

En el modelo de Solow, el rendimiento del capital es decreciente:  el impacto en la producción de la última unidad de capital acumulada (una máquina, por ejemplo) siempre será menor que la anterior. Es decir, no se puede descansar sólo en el capital para crecer. Por lo tanto, los únicos factores que pueden fomentar el crecimiento en el largo plazo son el crecimiento poblacional y el progreso tecnológico (PTF). Sin embargo, el crecimiento poblacional, tiene un rendimiento marginal decreciente en el largo plazo. De hecho, en un artículo anterior analizamos cómo la tasa de natalidad en el mundo es cada vez más baja, y por ende, todas las proyecciones indican que para el 2085 la población en el mundo empezará a disminuir. Con este decrecimiento poblacional, la tarea para el crecimiento económico se pone cuesta arriba, y con ello, sólo dependeremos del progreso tecnológico.  Acá el panorama es más oscuro, sobre todo en países donde no existe esa capacidad de innovación y desarrollo.

En el libro Good Economics for Hard Times (MUY recomendado), los dos premios Nobel de economía de 2019 —Abhijit Banerjee y Esther Duflo— estudian el futuro del crecimiento económico, y cómo ha ido cayendo durante los últimos años.

Dentro de varias conclusiones que tiene el libro, destacan que la falta de crecimiento es un hecho casi inevitable.

Y entre de las consecuencias negativas, proyectan que el decrecimiento hará más difícil que los gobiernos paguen sus deudas y que además la caída en la producción de bienes y servicios puede incrementar las tensiones sociales. Sin embargo, el fin del crecimiento económico no implica el fin del progreso humano. El crecimiento económico puede decaer en el tiempo, pero todavía puede haber avances en salud, educación y calidad de vida en general.

En fin, la conclusión de todo esto es que no podemos depender solo del crecimiento demográfico. Por ahora, los avances tecnológicos, como por ejemplo la inteligencia artificial, han permitido mantener viva la llama del crecimiento económico en países desarrollados. A futuro, veremos si otras industrias, como la computación cuántica o la nanotecnología, permitirán que continúe el crecimiento a largo plazo.