Los votos no dan plata a los candidatos

Es un mito que los candidatos ganan plata solo por obtener votos, sin hacer nada más que ir a elecciones.

En realidad el Servicio Electoral (Servel) puede reembolsar algunos de los gastos de sus campañas, pero tiene límites y se puede hacer solo si los aportes que recibieron no fueron los suficientes para pagar todo.

Porque la ley es clara en qué califica como gasto electoral y qué no (Ley 19.884).

Durante y para

Los gastos electorales son todos aquellos bienes y servicios que son adquiridos durante y para la campaña.

Eso es lo importante: es un gasto para aquí y ahora, no el futuro o que dure para un cierto tiempo. Por ejemplo, el año 2014 un candidato presidencial rindió como gastos de campaña más de medio millón de pesos en calzoncillos, calcetines, zapatos y otros accesorios. En esa época el reembolso del Servicio Electoral alcanzaba los $687 por voto recibido. Si se hubiera aceptado la rendición de cuentas, el candidato habría conseguido su nuevo look por casi 800 votos (y en total obtuvo más de 660 mil votos).

Pero los calzoncillos no pasaron el filtro. Porque no serán solo un uso para y durante la campaña.

Las reglas incluso dicen cuánta plata puede gastar alguien que se candidatee a la presidencia, al parlamento o a otro cargo de elección popular. ¿Por qué? Porque la idea es que todos tengan las mismas posibilidades de competir en igualdad de condiciones y que aquellos que tienen más plata (o amigos poderosos) no corran con ventaja.

Para hacerlo más fácil, otro ejemplo: consideremos el caso de una candidata presidencial cuya campaña implica moverse a diferentes partes de Chile. Quizás ella piensa que es más barato comprar un auto que gastar plata en pasajes de avión o bus (sabemos que no es una buena idea, porque si quiere llegar de Iquique a Puerto Montt no lo va a hacer en un día en auto, literalmente).

¿Podría esto ser considerado un gasto de campaña? No, porque la ley no contempla la compra de bienes muebles e inmuebles, pero sí su arriendo. Si la candidata decidiera arrendar durante su campaña un auto esto sí califica como un gasto electoral y podría utilizar la plata que recibió de donaciones (o del posterior reembolso). Visto de otro modo: cuando acabe la campaña, ¿quién se queda con ese auto comprado?

Las reglas

Cómo funciona el sistema:

  1. Existen límites: si estás en campaña, no puedes gastar más plata de lo que determina la ley. Además, toda la plata que reúnas se debe hacer a través de un sistema implementado por el Servel (donde puedes ver quién donó y cuánta plata).
  2. Todos los gastos en los que incurras en la campaña deben ser registrados, incluso los trabajos voluntarios no remunerados (las actividades que amigos, familiares y conocidos realicen, aunque no reciban un peso, deben ser valorizadas y declaradas). Si se excede el límite, hay tabla sanciones monetarias.
  3. Si no logras cubrir todos los gastos con los aportes que reúnes a través del sistema del Servel, una vez que concluyan las elecciones puedes presentar los gastos para realizar un reembolso de acuerdo con los votos que obtuviste. Por voto es es 0.04UF para candidatos y 0.05UF para candidatas. Los registros son analizados por el Servel para confirmar que se trata de gastos que corresponden.
  4. En el hipotético caso de que hubiera sobrado plata recibida a través de donaciones (es decir, se gastó menos dinero del que se reunió), la ley también dice que hay que devolverla y estipula los mecanismos para hacerlo.

No se aceptan calzoncillos, pero sí pizzas

Si volvemos al ejemplo inicial de los calzoncillos, ¿por qué esa ropa interior fue rechazada como gasto electoral? Porque no se ajustaba a los que determina la ley ni tampoco se podía clasificar bajo ningún concepto como propaganda, desplazamiento, encuestas o, incluso, como gastos menores.

Vamos con otro ejemplo: si un o una candidata decidió, luego de una larga jornada de campaña, comprar varias pizzas para el equipo que lo estaba acompañando de manera voluntaria (es decir, que no recibe remuneración), la compra de esa comida es calificada como un gasto de campaña. ¿Por qué? Porque se contempla la alimentación de quienes forman parte del equipo y esto califica como un gasto menor, de acuerdo a la ley.

Es tu plata, a fin de cuentas

Vale la pena informarse de qué pueden hacer los candidatos, en qué se pueden gastar la plata y cómo se puede saber quiénes han aportado a sus campañas. También, como ciudadanos, tendríamos que saber cuánto cuesta nuestro voto, por qué los votos que obtienen las candidatas tienen mayor valor monetario y qué límites tienen, aunque esto ya es harina de otro costal.

Estos temas, que quizás pueden parecer de muy bajo perfil, pueden dar grandes pistas de cómo liderarían las y los candidatos si son electos. Y, finalmente, impactarían tu bolsillo de una u otra forma. Tal y como dice un dicho popular: el diablo está en los detalles.


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