Australian Open: la plata de oriente y el Affair Peng Shuai

El tenis es un deporte particularmente celoso de su tradición victoriana. De hecho, se le conoce como el “deporte blanco”, un adjetivo peligroso estos días. Sin embargo, las principales organizaciones de este deporte, la ATP (para hombres) y la WTA (para mujeres) también tienen un discurso modernizador, de evolución y de cambios. Si la iglesia católica lo hace, ¿por qué el tenis no se iba a subir a ese carro? Y de todos los torneos, el que más se orienta en esta dirección es el Abierto de Australia, un Gran Slam que busca ser “el Grand Slam del Asia Pacífico” o en otras palabras  “el Grand Slam del futuro”.

Esta estrategia de abrirse a Asia Pacífico es bastante lógica si consideramos que Australia es un país que tiene una población apenas por sobre la de Chile (25 millones de personas) y que queda ubicado al otro lado del mundo para América y Europa. Los numerosos seguidores asiáticos de este deporte son la única manera de financiar y mantener un torneo de esta magnitud en un país tan chico. Y lo están logrando; son el Grand Slam que recibe la mayor cantidad de público: 796 mil personas en 2019 contra 737 mil del US Open.

Australia está aprovechando el ser una ventana a occidente en oriente. Pero esto también le está empezando a traer problemas.

Plata asiática para el deporte blanco

Los torneos de tenis son una excelente vitrina para marcas con aspiraciones globales, particularmente para las que son del país organizador.  Si los principales sponsors del US Open son American Express y JP Morgan, y en Roland Garros son BNP Paribas y La Coste, en el abierto de Australia, este lugar fue cedido a empresas asiáticas como KIA, el principal sponsor junto a otras prácticamente desconocidas en occidente como la destilería china 1575, la cual tiene un trato de más de 100 millones de dólares con la organización del torneo.

“La región de Asia-Pacífico es una prioridad importante para Tennis Australia y muchos de nuestros socios, incluido el patrocinador principal Kia Motors”, ha dejado en claro Craig Telay, director del ente organizador del abierto de Australia.

Reforzando la presencia de compañías provenientes de gigantes asiáticos podemos seguir mencionando como patrocinadores a la japonesa Yonex, como encordadores oficiales, a la empresa tecnológica india Infosys y a la línea aérea Emirates.

Los acaudalados tenistas asiáticos

Los deportistas asiáticos gozan de una enorme fortuna, tanto en sentido figurado como literal. El caso más evidente es el de la tenista Naomi Osaka, quien optó por la nacionalidad japonesa renunciando a su ciudadanía estadounidense.  La ex número uno del mundo (hoy número 84), es nada menos que la deportista femenina que más ganancias ha acumulado en un solo año en la historia. Osaka, además, es la figura relacionada con el tenis que genera más ingresos del mundo, sólo por detrás de Roger Federer y superando a Serena Williams. Para que se hagan una idea, Naomi Osaka, tuvo el 2021, ingresos equivalentes a los de Novak Djokovic y Rafael Nadal juntos (Algo más de 60 millones de dólares contra 65).

Otro notable ejemplo de cuál es la magnitud de ingresos que los deportistas asiáticos pueden llegar a generar vía sponsors, es el de Kei Nishikori. Si bien el tenista nipón se encuentra hoy en día cerca del puesto 50 de la ATP, continúa siendo un top ten a la hora de facturar; Nishikori es el cuarto jugador de tenis masculino con factura mayores ganancias, sumando 26 millones de dólares en el 2021, sólo superado por el Big 3.

El Peng Shuai Affaire

Como toda relación, la del Abierto de Australia con Asia tiene sus bemoles. Esta semana debió hacer frente a la controversia sobre Peng Shuai, una tenista china (ex número 1 en dobles) que desapareció a fines del 2021 tras haber acusado al ex viceprimer ministro chino de haber abusado sexualmente de ella.

Shuai publicó un post en noviembre donde denunciaba este hecho a través de la red social Weibo, pero después desapareció del mapa por dos semanas. Este hecho causó una ruptura corta pero fuerte entre la federación china de tenis y la WTA, cuando esta última decidió suspender todos los torneos del circuito en China hasta nuevo aviso. A esto se sumaron diversas declaraciones de figuras del mundo del tenis a favor de una completa investigación acerca del paradero de Shuai. Peng volvió a aparecer en un evento público a fines de diciembre relativizando sus propias acusaciones y diciendo que las últimas dos semanas había estado en su casa, pero nadie quedó muy convencido con esta explicación.

El abierto de Australia revivió esta indeseable polémica para el gobierno chino, cuando varios asistentes a los partidos mostraron poleras con el mensaje “Where is Peng Shuai?” (¿Dónde está Peng Shuai?)

La inmediata reacción de la organización fue censurar y confiscar estas poleras dentro de Melbourne Park con el argumento de rechazar mensajes políticos en eventos deportivos, pero después de pocas horas tuvieron echar pie atrás, anunciando que se permitirán poleras mas no pancartas.

¿La razón? Las declaraciones que dio Martina Navratilova, ex número uno del mundo, en un programa de tenis que cubre el torneo.

“Me parece realmente cobarde. Creo que se equivocan con esto. No se trata de una afirmación política, se trata de una afirmación de derechos humanos. Tennis Australia está capitulando en este asunto, dejando que los chinos les digan qué hacer en su propio Grand Slam".

Veremos cómo evoluciona la relación del abierto de Australia con Asia y si se mantiene sólo en términos comerciales o contagia lo deportivo y un tenista asiático logra disputar una final. Algo que no ha ocurrido en los 53 años de historia del torneo. Hasta ahora lo más cerca de tener un asiático campeón fue la final del Chino Ríos el 98.