The Idol: The Weeknd se une al creador de Euphoria para la serie más polémica de la temporada

Antes de su estreno, ya habían reportes de que The Idol traería problemas: un rodaje desastroso, cambios en el contenido cuando se estaba poniendo “muy feminista” y los rumores de que todo era un gran fetiche que cosificaba a la protagonista Lily-Rose Depp.

La serie de seis capítulos de HBO necesitaba la controversia para presentarse como un producto imperdible. Y después de su reciente estreno ha sido llamada “porno de tortura sexual” y “una provocación desprovista de contenido”. Sin duda, la serie más controversial del último tiempo.

The Weeknd tiene una idea: convertirse en el líder de un culto

Cuentan que ese fue el pitch de Abel Tesfaye (el famoso cantante The Weeknd) para hacer una serie de televisión: decir que si él fuera a iniciar un culto, miles de personas lo seguirían. Dicho y hecho. El culto cobró forma de rodaje televisivo y pronto el artista iba a hacer su debut en la actuación en una historia sobre la fama y los excesos en Hollywood.

La historia sería la de una joven estrella pop, Jocelyn (Lily-Rose Depp), una Britney contemporánea que se encuentra vulnerable después de la muerte de su madre y un colapso mental. Por eso, inicia fácilmente una relación extraña con Tedros (Tesfaye), un misterioso dueño de una disco que empieza a adentrarse más y más en la vida de la cantante.

Pero antes de que se materializara, habrían algunos problemas. Hace unos meses, Rolling Stone publicó una confirmación de lo que ya era un secreto a voces: el rodaje de The Idol parecía ser un desastre.

Caos en el set, Sam Levinson y los indicios de un producto destinado al fracaso

La directora Amy Seimetz (la serie The Girlfriend Experience, recomendada) había completado el rodaje de los seis capítulos que compondrían la primera temporada en un 80% cuando tuvo que salir. Dicen los rumores que The Weeknd sentía que la historia, que él había creado, estaba tomando una perspectiva “demasiado femenina”.

Borrón y cuenta nueva. Llega Sam Levinson, afamado y también polémico showrunner de Euphoria, regalón de HBO que hace que la cadena inyecte más dinero en el proyecto para empezar prácticamente de cero. La dirección creativa cambiaría, así como gran parte del equipo y del reparto. Meses después, llega gente nueva y se empieza a filmar otro Idol.

Los testimonios categorizan la experiencia como horrible y traumática. Dicen que los capítulos se reescribían mientras se grababa, con gente escribiendo escenas que luego volverían a cambiarse. Nadie tenía idea de lo que se filmaría cada día y el equipo no podía adelantar trabajo o prepararse para la semana.

The Weeknd respondió a la entrevista de Rolling Stone que reunía estos testimonios con el siguiente tweet: una escena de la serie donde llaman a la publicación desfasada e irrelevante.

Pero, más importante aún, muchos miembros del equipo empezaban a sorprenderse con el contenido de la serie. Decían que la visión de Sam Levinson era cuestionable. Lo que se les vendió como una sátira oscura sobre la fama en el siglo XXI que criticaba la objetificación de los cuerpos en un Hollywood banal parecía estar convirtiéndose en lo mismo que satirizaba.

Pero todo esto contribuía al mito, a generar más expectativa. The Idol iba a ser polémica.

¿Explotación, romantización, exageración o simple publicidad?

La serie se estrenó en el festival de Cannes ante un público conflictuado. El primer capítulo muestra escenas de dominación sexual, porno venganza y masturbación con auto-asfixia erótica. Jocelyn es trending topic después de que se hace pública una foto de su cara cubierta en semen. Se discute ampliamente si la estrella debe o no mostrar sus senos en una sesión de fotos.

Lo llamaron “una odisea de Pornhub”, “una provocación vacía” y que demostraba que solo el nepotismo podría hacer posible esta colaboración entre Levinson (hijo de un director ganador del Oscar) y Depp (hija de Johnny Depp). Rotten Tomatoes, donde obtuvo un puntaje de aceptación de tan solo 27%, la define como “tan superficial y cochina como la industria que busca satirizar”.

Y la serie busca precisamente provocar. Cuando Jocelyn conoce a Tedros, su mejor amiga/asistente le advierte que tiene pinta de violador. Ella dice que eso es lo que le gusta de él. Tedros abusa de Jocelyn, pero ella lo disfruta y quiere más. “¿Estamos romantizando las enfermedades mentales?”, alguien pregunta en la serie. La manager de la cantante responde que las enfermedades mentales son sexys, y que la gente debería admitir que disfruta el sexo y a las mujeres desnudas.

A eso nos desafía The Idol, a mostrarnos los excesos sin tapujos, reconociendo que los disfruta e invitándonos a disfrutarlos también. El mismo HBO la promociona como la historia de amor más asquerosa de todo Hollywood y pareciera ser que el gancho de la serie, su existencia completa, está basada en este reconocimiento.

Pero finalmente, ¿cómo es The Idol?

Hoy en día, con sensibilidades actualizadas y redes sociales rápidas en condenar lo abusivo o cancelable, puede ser arriesgado hacer un producto así. Pero el problema de The Idol no es tanto lo provocadora de su propuesta, sino lo caprichosa que es. La serie es gratuita, y al menos en sus dos primeros capítulos no pareciera querer decir nada, iluminar ninguna realidad o siquiera entretenernos. Los problemas de ritmo podrían ser producto de su caótico rodaje, pero es que nada relevante pareciera ocurrir en capítulos de más de 50 minutos.

The Weeknd tiene un personaje asqueroso y que levanta sospechas, pero sus capacidades actorales son tan limitadas que no se sugiere algo específico debajo de ese comportamiento. Y Lily-Rose Depp se limita a ser observada por todo el mundo, un objeto del que los demás hablan, opinan y configuran para su propio beneficio, evitando reconocer las enfermedades mentales y el abuso que sufre.

Finalmente The Idol es puro goce estético de un equipo que quiere ser subversivo y, quien sabe, quizás lo esté siendo. Habrá que ver lo que HBO y Levinson prepararon para el resto de la temporada porque quizás sí hay un punto, un propósito mayor que hasta ahora se está ocultando. O tal vez es darle demasiado crédito a una obra fallida y pretenciosa, hecha simplemente porque hay dinero y poder en manos de gente famosa que solo parece hablar de dinero y poder. Y que nosotros les pongamos atención.

Nota de riesgo: The Idol es arriesgada, pero quiere tanto serlo que, lamentablemente, no logra ser transgresora.