Scott Pilgrim da el salto: la rara adaptación que sí funciona

¿Recuerdas Scott Pilgrim vs el mundo? Para algunos fue en primer lugar un cómic de aventuras muy original, aunque la mayoría lo conoció como una película de culto con Michael Cera. Ahora, entre más contenido que nunca, estamos en la época de los remakes, reboots, secuelas, precuelas y spin-offs, así que naturalmente llega la adaptación de la historia a formato serie con el nombre de Scott Pilgrim da el salto. ¿Lo mejor de todo? Se justifica completamente y el salto es un triunfo.  

Scott Pilgrim #1, al principio fue el papel

Primero fue una serie de seis cómics creados por el autor canadiense Bryan Lee O’Malley. La historia seguía a Scott, un joven que no hacía mucho con su vida más que tocar bajo en su banda fracasada y vagar por las calles de Toronto. Hasta que conoce a Ramona Flowers, la chica de sus sueños (literalmente) y quiere salir con ella, pero para hacerlo debe vencer a sus siete exes malvados.

Inspirado en la animación de mangas, Scott Pilgrim era un cómic que se sentía diferente: era irónico, tenía un humor muy autoconsciente y un abanico de personajes coloridos que habitaban un mundo que mezclaba lo fantástico con lo real. Peleas superexageradas con personajes con poderes ocurrían en lugares que realmente existen en Canadá, con bandas indie de la escena rodeando el asunto. 

Scott Pilgrim se hizo inesperadamente exitoso y eso llevó a su inevitable adaptación al cine.

Scott Pilgrim #2, un clásico de culto

El traspaso a la pantalla grande prometía mantener intactas todas las referencias culturales, los grupos musicales, las escenas de acción y el gran elenco de personajes. Pero además, añadiría muchos otros elementos gracias a un reparto de futuras estrellas y un director especial. En serio, Brie Larson, Chris Evans, Aubrey Plaza, Kieran Culkin y Anna Kendrick son solo algunos de los nombres que acompañaban a Michael Cera en el protagónico, y Edgar Wright parecía la persona perfecta para hacerse cargo de este material.

El director inglés había hecho Shaun of the Dead y Hot Fuzz, y eso ya lo había consolidado como una de las voces más originales de la comedia actual. Su integración de la música en la trama, su uso de cortes, las transiciones entre escenas y los efectos de sonido son varios de los sellos de un director que siempre logra que sus películas se diferencien del resto. 

La película Scott Pilgrim vs the world respetaba la trama de los cómics y enfrentaba a Scott a los siete malvados exes de Ramona, pero lograba llegar a un nuevo nivel solo por las posibilidades que brinda el medio audiovisual. Con estética de videojuego, usando sus códigos visuales y sonoros, el resultado era una evolución del manga hacia algo que mezclaba el live-action con la caricatura y un juego con un cómic. 

Tenía un mundo tan bien diseñado y tanta atención hacia los detalles y personajes secundarios que los fans de las novelas gráficas quedaron satisfechos. ¿El problema? Fue un fracaso en la taquilla mundial, recuperando poco más de la mitad de su presupuesto.

De ahí el título de película de culto. En este caso por ser un material con una base de fans sólida, una película que le encantó a la crítica y que no era solo divertida, sino que formalmente innovadora y memorable, pero que aún así no tuvo la popularidad esperada. El tiempo le ha hecho bien a Scott Pilgrim, la gente lo ha ido descubriendo, comprando en diferentes formatos y manteniendo vivo su nombre.

Esto llevó a juntar a parte del elenco para una lectura del guión por su décimo aniversario, a la creación de un videojuego y, finalmente, al estreno de la serie animada para Netflix hace un par de semanas, que es lo que nos convoca aquí. 

Scott Pilgrim #3, innovando para triunfar

La estructura del cómic y la peli era como la de un videojuego: avanzaba linealmente de pelea en pelea, de ex a ex para lograr un objetivo, salir con Ramona. Y la serie hace lo mismo pero con un giro que causa toda la diferencia, que justifica su existencia y que se siente como lo mejor que se podría haber hecho al querer adaptar nuevamente esta historia.

El primer capítulo transcurre tal cual la película, de manera muy fiel, presentando a Scott y sus amigos, llevándolo a la fiesta en que conoce a Ramona, pasando por su primera cita, hasta llegar a una tocata interrumpida por el primer ex malvado. 

¿Es un spoiler si te contamos lo que ocurre después, siendo que pasa en el primer capítulo? Bueno, dejamos que tú decidas si quieres leer esta parte.

Y luego ese primer ex malvado mata a Scott. Y la historia que pensábamos que nos estaban contando se suspende por completo. Es un final de capítulo muy arriesgado y se siente como que nos hicieron trampa, como que nos jugaron una broma. ¿A dónde puede ir la historia después? 

Los siguientes capítulos siguen principalmente a Ramona, que quiere averiguar qué fue lo que realmente sucedió con Scott. Para eso, replica la estructura episódica de visitar a cada ex, con los cuales tiene sus propios enfrentamientos –incluyendo peleas y todo–, pero con el fin de entender qué fue lo que salió mal en su relación. 

¿Fin del spoiler?

Recordemos que Scott Pilgrim, tanto la película como el cómic, también tenían mucho corazón. No eran solo una serie de batallas, sino que su conclusión apuntaba justamente a mostrarnos la necesidad de hacer las paces con las personas de nuestro pasado y madurar. 

Y es así como esta adaptación, Scott Pilgrim da el salto, logra hacer lo mismo de manera diferente. Mantiene el ADN de su versión original, pero dando un salto lo suficientemente original como para mantenernos interesados una vez más, una década después. 

La serie de 8 capítulos se estrenó en Netflix recientemente y ya se está colando en listas de lo mejor de la TV del 2023. Es aquel curioso producto que funciona en muchos niveles distintos, que no se siente innecesario y que logra revitalizar una idea que, a su manera, ha logrado triunfar en cada formato que se propone abordar.

Nota de riesgo: la decisión que toma la serie es realmente arriesgada ya que hace algo que muchos otros programas no se hubieran dado la molestia de hacer. Que además de todo, funcione, es la guinda de la torta.