Lost Ollie, la conmovedora historia del conejo de peluche

¿Tienes ganas de ver algo excesivamente tierno? Una historia familiar capaz de conmover a cualquiera apareció en el catálogo de Netflix con el nombre de Lost Ollie, la odisea de un conejito de peluche perdido que solo quiere encontrar a su dueño.

Basada en el libro La odisea de Ollie de William Joyce, Lost Ollie es una miniserie de tan solo cuatro capítulos, adaptada por Shannon Tindle (Coraline, Kubo and the Two Strings) y que se estrenó la semana pasada. La serie mezcla live action (todos los sets y actores son reales) con efectos especiales muy sofisticados y realistas (todos los juguetes son animados), y que, con sus texturas pulcras y movimientos fluidos, encajan perfectamente en este mundo.

La premisa es simple y directa, pero los personajes y el mensaje que transmiten son originales y potentes. Seguramente te sacarán alguna que otra lágrima.

Un juguete que quiere volver a casa

Ollie, conejo de orejas largas y relleno de algodón, despierta en una tienda de juguetes con vagos recuerdos. No sabe dónde está ni cómo llegó ahí, pero entiende que no está en su casa. Lo que más extraña es a su mejor amigo Billy, niño humano con quien ha compartido desde que tiene memoria. Ambos jugaban a ser piratas e iban a todas partes juntos e incluso hicieron la promesa de que jamás se iban a olvidar el uno del otro. Aw.

Naturalmente, Ollie quiere volver a casa. Y aquí el confundido animalito parlante se vuelve más intrépido de lo que imaginaríamos, intentando reunir sus recuerdos para encontrar alguna pista de cómo encontrar a su humano.

La motivación de reencontrarse con Billy lo lleva por aventuras de variado tipo: escapar de un perro que para él es gigante, colgarse de una moto para avanzar grandes distancias, colarse en un barco que lo lleve al otro lado del río, y más. En el camino, encuentra peligros pero también otros juguetes dispuestos a ayudarlo.

Son las peripecias habituales de una saga de aventuras, pero Lost Ollie no es tan inocente ni infantil como podríamos esperar.

Como las mejores historias para niños, Lost Ollie es recomendable para cualquier edad

En paralelo a la odisea de Ollie, vemos flashbacks que reconstruyen la relación que tenía con Billy y sus padres. Ellos son particularmente interesantes, ampliando la historia más allá de la perspectiva infantil esperable y predecible. La mamá (Gina Rodríguez) es una mujer cariñosa y optimista que está enfrentando una enfermedad que solo empeora. El papá (Jake Johnson) es un hombre cerrado que no sabe lidiar con sus sentimientos, el arquetipo de masculinidad “fuerte” que se interpone en la relación de su hijo con su juguete.

Nos vamos dando cuenta de que varias personas creían que Billy ya estaba muy grande para jugar con Ollie. Y este sentimiento, el de tener que decidir cuándo crecer (y qué es lo que eso significa) está presente en el viaje del niño, que la serie también relata. Si sienten aires de Winnie the Pooh o Toy Story, están en lo correcto, pero esta historia es lo suficientemente particular como para no sentirse como una copia. Lost Ollie añade elementos adultos de una manera que jamás se siente impuesta ni traiciona su gran corazón.

Y, hacia el final, Lost Ollie se guarda un par de giros muy inteligentes. Su estructura nos hace suponer ciertas cosas que después contradice, o anticipa rápidamente para luego avanzar hacia algo nuevo. La miniserie completa es un visionado rápido que, aunque quizás podría haber sido una película, no se alcanza a sentir con tanto relleno en solo cuatro capítulos.

Es más, el final es exactamente el que tiene que ser, pero la forma en que llegamos a él es lo interesante. Como cualquier historia infantil que probablemente ya conocemos, solo esperamos que nos sorprenda con su forma y elementos nuevos. Y Lost Ollie lo logra, nunca sintiéndose manipuladora ni artificial, sino sincera y cálida, con buenas intenciones y una que otra verdad sobre la forma en que crecemos y cómo mantenemos los vínculos a lo largo de nuestras vidas.

Nota de riesgo: finalmente es una historia familiar y apta para todo público, por lo que no toma grandes riesgos. Es una serie conservadora, lo que no le quita originalidad.