Cómo empezamos Fintual (parte 2)

Esta es la parte 2 de la historia de Cómo empezamos Fintual. Si no has leído la primera, te recomiendo que partas por ahí.

Haciendo un resumen de la parte anterior, teníamos nuestro MVP funcionando con otra administradora (Profondos), pero le faltaban dos cosas importantes de cara a los clientes: contratos online y mejores comisiones. Y de cara a nosotros, también nos faltaban cosas desde lo operativo. Nos quitaba harto tiempo que los contratos no fueran online (y que Pedro fuera a firmarlos físicamente), para después pasar a mano las compras de los clientes y meterlas en nuestro sistema.

Así que decidimos empezar el proceso para ser una Administradora General de Fondos (AGF). Era la única forma de cumplir nuestro sueño de tener una forma fácil y 100% online de invertir en Chile.

Para iniciar el proceso de ser una AGF, contratamos a un estudio de abogados (que no me acuerdo cuál era) a iniciar varios trámites (que nunca entendí bien). Omar, que ya había renunciado para venirse fulltime, era el que más sabía del tema y el que llevaba más el proceso. Y él decía que no iba a ser fácil.

Lo que más nos preocupaba era cuánto nos íbamos a demorar en todo este proceso. Ahora parece poco tiempo, pero esos 9 meses que nos demoramos en sacar la licencia se me hicieron eternos.

Los preparativos

Como yo era el que tradicionalmente cargaba las operaciones en la página, me empecé a preocupar más de la parte operativa. Una de las cosas difíciles que debíamos hacer, si teníamos nuestros propios fondos, era llevar su contabilidad. Básicamente, calcular cuánta plata tiene cada uno de los fondos (el patrimonio) todos los días, para poder actualizar el valor cuota (que no es otra cosa que la plata total del fondo dividido por la cantidad de cuotas del fondo).

No era algo demasiado complicado, al final era sumar y restar cosas, pero nadie de las personas con las que hablábamos nos podía explicar “en simple” cómo hacerlo. Siempre se iban en detalles que creíamos innecesarios y no nos lograban comunicar la idea general que necesitábamos: programar un software que hiciera lo que ellos hacían manualmente.

Me acuerdo de que busqué en Google "como hacer la contabilidad de un fondo mutuo" y me apareció un curso en inglés que costaba 15 dólares que te explicaba lo más básico. En mi desesperación lo compré, ya que todavía nos quedaba algo de la plata que nos pasaba Omar antes de renunciar. Terminó siendo justo lo que necesitaba: era la visión general de lo que estábamos buscando. Con eso pudimos hacer los primeros modelos de nuestra solución de software, pero en la práctica no podíamos ignorar los muchos detalles que existían.

En particular, ser una Administradora de Fondos regulada implica generar decenas de reportes, cada uno con distinta información, periodicidad (diaria, semanal, mensual, trimestral, anual, etc.) y formato. Era una ensalada de información nueva para nosotros que teníamos que aprender y que no íbamos a alcanzar a hacerlo. Era demasiado tiempo para programarlo todo nosotros, demasiados casos borde, demasiados detalles.

Con la idea de tercerizarlo temporalmente mientras aprendíamos, empezamos a hablar con empresas que hacían eso para otras Administradoras. Pero por alguna razón no nos querían atender. Nunca entendimos el porqué, quizás nos veían chicos y por eso no confiaban en nosotros no más. Pero lo cierto es que hablamos como con tres y a última hora nos terminaban diciendo que no.

Desesperados por no saber qué hacer, y porque no podíamos no tener esta parte, un día casualmente Baixas, otro socio de Platanus, nos dice:

— Mi suegro tiene como una empresa que hace contabilidad de fondos mutuos—. Y nosotros le dijimos algo como:

— Haberlo dicho antes!

Y bueno, luego de que le explicamos lo desesperados que estábamos, nos hizo el contacto con su suegro y encontramos lo que estábamos buscando. Al final fue una súper buena decisión y partimos con ellos. Mientras funcionábamos, íbamos internalizando la parte de contabilidad (nosotros les habíamos dicho desde el día uno que los íbamos a reemplazar, pero yo creo que nunca nos creyeron).

Al final logramos dejar todo 100% en Fintual recién el 2020, o sea, nos demoramos como 3 años. Habría sido imposible hacerlo en 9 meses.

Volvamos a la historia. En mayo del 2017, el día que nació mi hija de hecho, mandamos los papeles a la CMF para ser una Administradora General de Fondos. Me acuerdo porque el abogado fue a la clínica para que yo firmara los papeles (era joven, andaba en moto y había tenido una banda de música punk, pero eso es otra historia)

El resto del 2017 estuvimos mejorando y preparando el producto para lanzar los fondos cuando nos dieran la licencia: creamos nuestro contrato y lo subimos a la página (y así liberamos a Pedro de ir con los contratos físicos). Hicimos un robotito que se metía a nuestra página del banco para ver los depósitos y crearlos automáticamente en nuestro sistema (y así me liberé yo de hacer eso). Nos integramos con el “moderno” web service XML de la empresa que nos iba a llevar la contabilidad de los fondos. Y bueno, muchas otras mejoras para hacer el producto más entendible y amigable con lo que habíamos aprendido con los pocos clientes de Profondos.

Quizás uno de los primeros "hitos" de "éxito" fue un artículo que salió en Las Últimas Noticias.

Tan poca fe nos tenían que la noticia parte con “Si se atreve...”.

Me acuerdo de que el día que salió ese artículo fui en la mañana a dejar a mi hijo al jardín y la tía me dijo: “Te vi en diario, ahora eres famoso”. Y yo pensaba: "adónde, tenemos 30 ‘clientes’ que en verdad son de Profondos” mientras sonreía y trataba de responder de la manera más positiva posible.

Como teníamos harto que preparar para cuando nos dieran la licencia, fue por esa época cuando contratamos a nuestros primeros empleados (justo habíamos levantado algo de plata con un inversionista ángel): Francisca Domínguez, que al principio hacía de todo (operaciones, contabilidad de la empresa, ayudar a Pedro con los contratos, etc.) y Pedro Saratscheff, el primer desarrollador 100% de Fintual (el mismo que después se fue a Google 😞 y luego volvió 🙂).

Contra todo pronóstico, el cuchitril se nos empezó a quedar chico.

Nunca le he contado esto a nadie, pero cuando contratamos a Saratscheff yo estaba bien asustado. Nunca había manejado un equipo, de ningún tipo y ahora iba a tener que empezar a hacerlo. Si nos iba bien, el equipo iba a crecer mucho más. Así que en esa época me puse a estudiar sobre cómo manejar equipos de desarrollo de software. Me acuerdo de que leía en la micro un libro llamado Peopleware, que me sirvió mucho para aprender sobre el tema (años después a Pedro se le ocurrió que los founders hiciéramos cada uno una clase de un curso sobre emprendimiento en la Universidad de Chile y yo decidí que mi clase fuera sobre eso).

El Gran Lanzamiento

En noviembre del 2017 nos aprobaron la licencia para ser AGF. Estuvimos el resto de ese año y el principio del 2018 preparando el software y los fondos para lanzarlos. Además, en diciembre del 2017 fue la primera vez que postulamos a YC, acá cuento esa historia.

Al software le faltaba harto para que fuera full automatizado como queríamos, pero al menos apuntábamos a poder firmar el contrato online y detectar e invertir las transferencias nuevas en forma automática (lo que vendría a ser nuestro segundo MVP). Esto ya lo teníamos bien avanzado, pero faltaban los detalles finales. Pedro (que no se había leído el libro Peopleware) nos apuraba y quería salir en enero del 2018. Yo (que sí me lo había leído hace poco) le decía que los plazos daban lo mismo y nos iban a atrasar más a la larga. Al final no pescamos mucho a Pedro y salimos en marzo. Recuerdo que Pedro dijo algo como: "buena, salimos con pocos problemas". Eso me confirmó más aún mi noción que los plazos dan lo mismo (Pedro nunca más los volvió a mencionar hasta que tuvimos que lanzar en México este año).

Durante todo febrero hicimos una marcha blanca con Agustín y Omar (no sé bien por qué Pedro no quiso participar). La página que estaba online te seguía tirando a los fondos de Profondos, pero teníamos levantada otra página secreta donde uno podía invertir en los fondos de Fintual, que solo usamos nosotros 3 (y así nos convertimos en los primeros usuarios oficiales de Fintual, de hecho, yo soy el usuario con id número 1 en la base de datos).

Algo que no anticipamos es que cuando quisimos mover los datos de la base de datos de "prueba" de la página oculta hacia la base de datos de producción, fue una migración muy difícil que nos demoró varias semanas.

La página ahora es harto más bonita que la que teníamos antes. Firmabas el contrato online, luego depositabas y a los 10 minutos detectábamos tu depósito y quedaba en camino para ser invertido.

Igual tenía algunas pifias que por suerte detectamos rápido y las arreglamos.

Incluso habíamos mejorado un poquito el diseño.

Una de las pifias la descubrimos porque se nos ocurrió poner una campanita que sonaba cada vez que alguien depositaba (al principio era bien motivante escuchar ese sonido una vez cada dos días, todos nos emocionábamos y aplaudíamos). Me acuerdo de que hice esa campanita con una Raspberry Pi conectada a un parlante en la oficina. No sé por qué le puse una campana de boxeo que sonaba tres veces y todavía escuchar ese sonido me produce una pequeña alegría y emoción.

Cuando sonaba, todos aplaudíamos. El tema es que cuando la quise probar por primera vez en forma oficial, hice un depósito de luca en Fintual y la campanita no sonó. "Debe estar mala la campanita” fue lo primero que pensé, pero la probé de otra forma y funcionaba perfecto. Después de investigar un poco, me di cuenta de que el depósito nunca había sido detectado por Fintual. Cuando analicé el problema, era que nuestro banco paginaba los depósitos del día y el mío justo justo justo había caído en la página siguiente por primera en la historia de Fintual. Cada página te mostraba 10 depósitos, el mío había sido el número 11 y había quedado en la página siguiente.

Ahí nos pusimos a mejorar el robotito a toda velocidad para que considerara la paginación, que era un caso bordes, ya que al tener tan pocos depósitos simplemente no lo habíamos considerado (lo cual es normal para cualquier MVP). Por suerte pasó conmigo y no con uno de nuestros primeros clientes.

La campanita ya no existe, se echó a perder y después cuando la podíamos arreglar preferimos no hacerlo porque habría sido muy molestosa. Hicimos un canal en Slack llamado #bell que cumple la misma función, pero yo lo tengo muteado porque distrae mucho.

Otro problema que tuvimos es que, en ese entonces, al igual que ahora, en la mayoría de nuestros portafolios dividíamos la plata en varios fondos, por ejemplo 50% a Norris y 50% a Pitt. Eso funcionaba súper bien salvo si depositabas un peso, porque ahí se redondeaba y se iban 0 pesos a un fondo, lo que generaba una excepción en el código que hacía que todo el proceso de asignación del depósito fallara. Para arreglarlo, había que hacerlo en forma manual cada vez pasaba y por suerte pocos sabían de ese bug, si no nos habríamos llenado de bromistas depositando un peso. Lo arreglamos rápidamente, así que no pierdan su tiempo depositando un peso, ahora no pasa nada terrible.

El primer día que operaron los fondos oficialmente fue el 12 de febrero y lo lanzamos al público en marzo (no sé si el primero de marzo, pero por ahí).

Ahora, 22 de julio, más de 60.000.

Al fin habíamos lanzado nuestro producto como nos gustaba y podríamos saber si a nuestros clientes les iba a gustar también. Llevaba casi dos años trabajando en algo y esta fue la primera vez que sentía la dopamina que viene de lanzar algo. No me quiero ni imaginar lo que sienten los que están 5 años escribiendo un libro o desarrollando una vacuna.

Además, llevaba dos años tratando de convencer, sin mucho éxito, a mi mamá y a mi señora que tenía un trabajo de verdad y que estaba haciendo algo valioso. Al fin las iba a poder convencer.

¿Y cómo nos fue? Súper bien 🙂. Desde que lanzamos los fondos con Profondos, a fines del 2016, hasta que lanzamos nuestros fondos, a principios del 2018, teníamos como 40 clientes (en Profondos).

Durante los primeros 2-3 meses de Fintual crecimos a más de 160 clientes:

Clientes de Fintual vs Tiempo. Ha sido lo más que hemos crecido en la historia de Fintual en términos porcentuales.

¿Y qué pasó después?

Después vino una montaña rusa de emociones. En 3 meses pasamos de ser una empresa chica donde pasaban pocas cosas a una empresa grande donde pasaban demasiadas cosas. Se nos vino todo de golpe. Gran parte de las operaciones seguían siendo manuales y tuvimos que ir automatizándolas de a poco a medida que iban explotando. Mientras que el 2017 me moría del aburrimiento y tenía que darme ánimo para seguir, el 2018 no me alcanzaba el tiempo para nada.

En ese periodo pasaron varias cosas entretenidas: inventamos el rol de Batman, fuimos a Y Combinator, cerramos nuestra ronda semilla, empezamos a desarrollar con Shape Up, el equipo de desarrollo creció harto (y siguió creciendo) a lo que es hoy en día que ya ni sé cuántos somos, hace poco entraron dos nuevos así que creo que ya vamos por los 30 devs.

Y así fue como empezamos Fintual. Quizás algún día escriba más en detalle sobre lo que vino después, pero por ahora no quiero hacer más larga esta serie que ya está bastante larga.

Llevaba mucho tiempo (habían pasado como 5 años desde que vi la famosa película Los Piratas de Silicon Valley) tratando de hacer que funcionara una empresa y por primera vez en mi vida lo había logrado. Se sintió bacán. Pedro una vez me contó que cuando vendió su empresa por primera vez y firmó el contrato donde le iban a pagar harta plata pensó: "Era obvio que había que emprender".

Yo sentí lo mismo en esa época cuando recién lanzamos Fintual, cuando empecé a ver cómo crecía de a poquito este hijo que se demoró dos años en nacer.

Emprender no es para todos, requiere harto aguante y a veces uno no tiene suerte y no se le da no más. Pero lo recomiendo mucho, ya que cuando funciona es muy entretenido. Si te llama un poquito la atención, “obvio que hay que emprender”.


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